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Channel: Nostromoción
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¿Nostromoción? ¿Qué coño significa?

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Internet es maravilloso. Quién nos iba a decir hace unos años, a la mayoría de escritores frustrados o frikis con complejo de pregoneros, que íbamos a disponer de un sitio en el que decir lo que nos diese la gana al resto del mundo. Unos conseguimos expresarnos con menor acierto que otros, pero al menos ahí estamos, sin complejos y abiertos a las críticas de personas que no se han tomado ni una mísera caña con nosotros… En fin, con la situación actual supongo que somos muchos los que al disponer de algo más de tiempo libre usamos un blog como válvula de escape.

Nostromo. Hay mucha gente en la red, entre los que me incluyo, que se hacen llamar así, pero sólo hay un único y auténtico Nostromo en este puto mundo, el capataz de cargadores creado por Joseph Conrad. Y él, al igual que todos los que usamos ese alias, es un personaje tan ficticio como real.

Según la mayoría de críticos literarios, Nostromo es una de las novelas más fascinantes del siglo XX, siendo su autor uno de los grandes escritores modernos, y no será el humilde bloguero que firma bajo ese nombre el que diga lo contrario. Se publicó en 1904 y como la mayoría de las obras que he leído de Conrad es densa y compleja… pero maravillosa. No recuerdo haber leído algo de este marino y no haber pensado al pasar la última página: “que cabrón, otra vez me ha cautivado”. Gracias hermano, por haberme iniciado en el universo conradiano.


Creo que ya hace más de veinte años que elegí Nostromo como alias porque, además de homenajear a Conrad y al shock que me supuso conocer su obra, me pareció un nombre potente y estéticamente perfecto en el que esconderse…

Emoción. Según la Real Academia Española:
(Del lat. emotĭo, -ōnis).
1. f. Alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática.
2. f. Interés expectante con que se participa en algo que está ocurriendo.
Así, sin más que añadir.

Por tanto, está claro… ¿no? Nostromoción no significa nada, es el nombre que me he inventado para este sitio en el que volcaré al mundo todo aquello que me emociona de un modo u otro. Y eso abarca cosas tan dispares como el motociclismo, la música, la náutica, los viajes, la lectura, la naturaleza, el buceo, el cine o la familia y los amigos, estos últimos siempre acompañados de una cervecita fresquita… El sexo no lo incluiré para que no tengáis que picar en una pestañita que sois mayores de edad, cada vez que queráis leer mis desvaríos…

Así pues, comienza la singladura, arrancan los motores, despegamos, nos sumergimos… bueno, dejemos la retórica y empecemos simplemente andando.

Bienvenid@s.

Así pinta el Mundial de Superbikes 2012

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Desde luego que a veces no entiendo la crueldad de los que organizan las competiciones deportivas… El pasado 26 de febrero comenzó el Mundial de Superbikes en el precioso circuito australiano de Phillip Island, y ahora tenemos que esperar al 1 de abril para la segunda cita en el trazado italiano de Imola. Al final estaremos más de un mes sin disfrutar de una de las mejores competiciones de motos después de que nos hayan puesto la miel en los labios… ¡Serán cabrones!
 

Bromas aparte, la campaña de 2012 se presenta realmente competida y me parece que el actual campeón, Carlos Checa, tendrá que sudar mucho más el mono este año. Ojo, que en 2011 lo sudó a base de bien, pero este año los rivales están con más ganas y seguro que le van a poner muy difícil renovar el título, especialmente un romano montado en un cohete italiano.



Por desgracia se empezó de la peor forma posible. El sábado, durante la disputa de la carrera de Superstock 600 del campeonato australiano, falleció en un grave accidente el jovencísimo piloto local Oscar McIntyre. El percance recordó demasiado al que nos arrebató hace unos meses a Marco Simoncelli, ya que el chaval fue arrollado por dos pilotos al volver a pista tras salirse en la primera curva. Descansa en paz compañero, con tan sólo 17 años no debía ser tu hora.


La Superpole se anuló y se conformó la parrilla de salida con los tiempos de la segunda sesión cronometrada. Así pues Tom Sykes y su verde Kawasaki saldrían en primer lugar, seguidos de Max Biaggi y su Aprilia, y de Carlos Checa y su Ducati.




En la primera carrera parecía que íbamos asistir a un épico duelo entre Checa y Biaggi. Los dos se habían distanciado un poco del resto cuando el bueno de Carlos sufrió un highside de libro en la curva de entrada a meta. La caída fue bestial pero como buen campeón, tuvo la suerte de salir sólo con un buen puñado de moratones. El romano se puso al frente y no tuvo ningún problema para adjudicarse la primera carrera del año.


Un valiente Marco Melandri llegó en segundo lugar, regalando así el mejor resultado a BMW desde que se estrenaron en SBK. Sylvain Guintoli consiguió situar su Ducati 1098R tercera en el podio, y Tom Sykes no pudo aprovechar su posición de salida y quedó relegado al cuarto puesto.




La segunda carrera comenzó con un recto de Max Biaggi que le situó en último lugar al reincorporarse a la pista. “Me cago’n mis muelas”, debió de pensar, porque comenzó una de las remontadas más espectaculares que he visto últimamente, con un ritmo demoledor él y su cohete marca Aprilia consiguieron pasar por meta en segunda posición. ¿Y quién ganó? Pues sí, Carlos Checa. Increíble que después del piñazo de la primera carrera se impusiese en la segunda como si nada, el tío hace honor a su apodo y está hecho un toro de verdad.


Esta vez Tom Sykes completó el podio. Johnny Rea se acercó más a los puestos donde debe estar terminando cuarto, y Leon Haslam acabó en un más que digno quinto lugar teniendo en cuenta que tres días antes era operado de su tibia derecha… Pues sí, es un tópico, pero esta gente está hecha de otra pasta.




Viendo todo esto tengo una cosa clara, hay dos claros favoritos al título, dos viejos rockeros con mucho gas en las guitarras. Carlos Checa y Max Biaggi nos van a brindar carreras que pasarán a la historia, estoy seguro. Mi querida Aprilia ha afinado la RSV4 que da miedo, y aunque es mi marca favorita, espero que la Ducati funcione a un buen nivel, porque el que gane de los dos repetirá título y… qué coño, prefiero que sea Carlos. El año que viene con la Panigale será otra historia.


Por supuesto no descarto que el actual subcampeón Marco Melandri dé guerra con su BMW, no me extrañaría que luchase por el título hasta el final, pero no sé… A Checa le veo con una madurez, unas ganas y una tranquilidad espectaculares, a pesar de no llevar la moto más rápida es el piloto a batir. Y Biaggi parece que tras un 2011 de resaca posterior al título, ha vuelto con las ganas de un junior, con una máquina rapidísima y… joder, que bonita.



Jonathan Rea (Honda), Michel Fabrizio (BMW), Eugene Laverty (Aprilia), Leon Haslam (BMW), Tom Sykes (Kawasaki), Leon Camier (Suzuki), Sylvain Guintoli (Ducati), Hiroshi Aoyama (Honda) y esperemos que los españoles Joan Lascorz y David Salom (ambos con Kawasaki), sin olvidarnos del ausente en Australia por lesión John Hopkins (Suzuki), serán los principales protagonistas del 2012… Uf, que nivel. ¡Larga vida a las Superbikes!


Podéis seguir el Mundial de Superbikes puntualmente en la web oficial WorldSBK o en multitud de páginas dedicadas a las dos ruedas como la de mis antiguos compañeros de MotorpasiónMoto. Os dejo el fantástico resumen SBK Magazine que ha preparado la gente de Eurosport… Tiene cojones que ninguna cadena española se digne a retransmitir este campeonato, ni siquiera ahora que tenemos al Campeón del Mundo en casa.



Fotos: WorldSBK.

Tiburones, ¿víctimas o víctimas?

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Poneos en situación. Vais tranquilamente paseando por el campo. De repente llega una nave espacial con unos extraterrestres que se creen mejores que tú, cuando quizás su único logro ha sido construir una nave cojonuda para venir a la Tierra. Entonces te capturan, te suben a su nave, te amputan tus brazos o piernas, o ambos, y te vuelven a dejar en el campo, a tu suerte. No creo que un escualo, cuando le amputan sus aletas y lo devuelven al mar,  tenga la capacidad de pensar “que hijos de puta, lo que me han hecho”, pero si estoy seguro que al igual que tú en tu hipotético encuentro anterior, sufre, sufre mucho y al final muere.
  
El aleteo de tiburones o finning, consiste exactamente en el surrealista ejemplo anterior, cercenar las aletas a los tiburones capturados y desechar sus cuerpos al mar, en la casi totalidad de los casos aún con vida. Esta barbaridad se debe a la gran diferencia de precio entre la carne del tiburón y sus aletas, pudiendo llegar a costar estas últimas cientos de euros por kilo.


Conocía un poco por encima este tema, pero investigando un poco más y siguiendo las pistas de los amigos del foro Blog Tiburones me he quedado completamente helado, sobre todo al ver que España es uno de los mayores proveedores mundiales de aletas de tiburón. Vergüenza de ser de la roja, de la roja sangre. Y China… mientras no viaje allí y me impregne de su cultura milenaria, de momento sólo le puedo agradecer a China el poder comprar cerveza pasadas las 10 de la noche. Es triste que un país demuestre tanto desprecio por la vida animal, ya que por desgracia los escualos no son las únicas víctimas de sus absurdas costumbres. Me regocija la idea de un gato de la suerte gigante, armado de una maza, golpeando a todo aquel que saborea un plato de esa sopa tradicional de aleta de tiburón. ¿Cafre? Sí, lo soy mucho ante la barbarie.

A la gran demanda por parte del Este Asiático (China, Japón, Malasia,...) y la comentada rentabilidad de las aletas frente a la carne, hay que sumar otra ventaja para los  pescadores que practican el finning, y es simplemente espacial, las aletas ocupan menos en las bodegas de los barcos que los cuerpos enteros. Así, esta práctica y la brutal sobrepesca a la que se ven sometidas las distintas especies de tiburones hacen que su población se haya visto reducida en torno a un 80-90% en los últimos años.


Desde que tengo uso de razón me ha fascinado la majestuosidad de los tiburones, unos animales magníficos que pueblan nuestro planeta desde hace más de 450 millones de años. Por sus características biológicas, como su lento crecimiento o su número reducido de crías, son especialmente débiles frente a la avaricia del hombre. Además, al reducir su población se pueden ocasionar desequilibrios en los ecosistemas marinos, ya que su papel como depredadores superiores es fundamental.

Es muy triste que la gran mayoría de la gente piense que los tiburones son crueles asesinos. Sólo unas pocas, muy pocas especies de las más de 1000 existentes son potencialmente peligrosas para los humanos, y no olvidemos que cuando atacan lo hacen en su medio natural, ese que algunos sentimos como nuestro pero no lo es. Ningún tiburón te morderá mientras tomas el sol en una hamaca, esto es una perogrullada pero a veces el homo sapiens parece olvidarlo. Por eso, y mientras no vivamos en un Waterworld kevincostneriano, los tiburones son meras víctimas de nuestra crueldad. Dejo una tremenda cifra para la reflexión: aproximadamente 270.000 tiburones mueren en todo el mundo cada día a manos del hombre.


Mucho tienen que cambiar las cosas para que no extingamos multitud de especies de tiburones. En ese sentido se vislumbra algo de esperanza al ver que la Unión Europea, aunque tarde, está tomando cartas en el asunto. Esperemos que el Plan de Acción para los tiburones, con el que se deben cerrar los vacíos legales existentes en la prohibición del aleteo e imponer y respetar límites de pesca, funcione.

En noviembre de 2011 la Comisión Europea propuso acabar con el cercenamiento de las aletas de los tiburones a bordo de los buques, sin excepciones (COM (2011) 798), con lo que todos los tiburones desembarcados deberán tener las aletas adheridas al cuerpo de manera natural. El Parlamento Europeo y el Consejo de Ministros de pesca deben estudiar la propuesta de la Comisión y ultimar las modificaciones al Reglamento en materia de aleteo. Ya que la Unión Europea tiene una gran influencia en las políticas pesqueras de todo el mundo, si aquí conseguimos proteger a los tiburones, estaremos brindando un mejor futuro a todos los escualos del mundo.

Si en alguna ocasión te ofrecen sopa de aleta de tiburón, recuerda todo lo que hay detrás de ese plato. Es posible que unas cucharadas de crueldad te resulten indigestas.


Gracias a Jumer y Nomacek del foro Blog Tiburones por la información.


Vuelo de aproximación a las emociones

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Hace unos meses que estoy en estado de shock con un espectacular deporte. Había visto algunas imágenes en anuncios, algunas fotos, sabía que existía, pero no me había parado a verlo detalladamente. Y entonces vi en YouTube el video de Jeb Corliss “Grinding The Crack” (de nuevo, alabado seas internet)... Creo que a cualquiera que tenga un poquito de sangre en las venas no le puede dejar indiferente. Es algo que parece irreal, sobrenatural, asombroso… con solo imaginarme las emociones que uno debe sentir se me pone la piel como la de un pollo del Carrefour.

En serio, esto es la caña. El vuelo con traje de alas (wingsuit) realmente consiste en planear tras un salto BASE o desde aeronave y con ello retardar la apertura del paracaídas más tiempo que en un salto en caída libre. Esto se consigue con un traje especial en el que los brazos están unidos al cuerpo y las piernas unidas entre sí mediante una tela. Al separar ambos del cuerpo se obtiene una gran superficie que te permite planear como si fueses una ardilla voladora.


No sé si algún día podré practicar esto o tendré que esperar a otra vida, pero la atracción que siento por volar de este modo es brutal. No me imagino muchas más cosas en este mundo que deban transmitir unas sensaciones tan acojonantes. Pero por si el chute de adrenalina no es suficiente sólo con planear en un cielo despejado, existe la categoría reina de este deporte, el winsuit proximity flying, que consiste en planear  muy cerca de las paredes de las montañas y acantilados, o planear paralelo a la rasante de las laderas que tengan la suficiente pendiente, rozando a veces las copas de los árboles... Esta salvajada me deja completamente fascinado.

Jeb Corliss
Sin ser ningún experto en el tema, me resulta evidente que cada salto debe estar milimétricamente calculado. No puedes dejar nada al azar. Por eso creo que también es más seguro de lo que pueda parecer en un principio. Algunos dirán “este flipao está totalmente chiflado pensando eso”. Pues no sé, pero sinceramente creo que los que practican este deporte, al menos la gran mayoría, no deben tener ningún afán suicida. Cada zona de vuelo y sus flujos de aire fijo que están concienzudamente estudiados. Y aunque no lo parezca, seguro que cuentan con un buen margen de seguridad en cada vuelo.

No hay mucha información en España sobre este deporte. Si sé que se recomienda una experiencia previa en paracaidismo, unos 500 saltos o 200 en el último año y medio. Esto hace que además de tener cojones para practicarlo tengas una buena cartera o un buen patrocinador, porque a esas cifras de saltos no se llega con cuatro euros. Lástima.

Jeb Corliss
Es posible que Jeb Corliss sea el piloto de wingsuit más mediático y conocido, y uno de los mejores. Posee un increíble historial de saltos y vuelos por todo el mundo. Recientemente ha salido en casi todos los telediarios su video con el accidente que sufrió en Table Mountain (Sudáfrica) en enero (los vuelos buenos nunca salen...). Sus piernas rozaron un cortado del terreno a más de 190km/h. Por fortuna pudo abrir dificultosamente el paracaídas y el impacto se minimizó. Fracturas en ambas piernas y una gran herida en una de ellas. Pero ya está caminando de nuevo y pronto volverá a deleitarnos en el aire. Recupérate pronto tío.

Jokke Sommer
Hay muchos y muy buenos especialistas en esta locura. Jeff Nebelkopf por ejemplo es el crack que filma la mayoría de los videos más espectaculares que puedes ver en la red. De hecho es el testigo de excepción del accidente de Jeb en Sudáfrica. Pero quizá el más portentoso de todos es Jokke Sommer. Según el propio Jeb Corliss “es el mejor piloto de traje de alas sobre el planeta Tierra”. Viendo sus videos no me extraña, la palabra apurar cobra otra dimensión.

Roberta Mancino
No es un deporte exclusivo de hombres. Entre todas las chicas destaca Roberta Mancino. Esta mujer es extraordinaria. Modelo, paracaidista, buceadora, saltadora BASE y wingsuit flyer profesional. Reconozco que me tiene completamente enamorado.

Os dejo un registro con acceso directo a los videos que más me han alucinado y hecho soñar. Disfrutadlo, intentad imaginar que debe sentirse...

Un millón de sueños

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Vaya, parece que sigue en su sitio. Ciertamente no me he quebrado la cabeza con el título, pero es lo que realmente me sugiere su lectura. Hablo del libro “Un millón de piedras”, de Miquel Silvestre. No es un libro de viajes más. Es un libro en el que descubres una realidad y una historia a veces olvidadas, un cuaderno de bitácora de los sentimientos de un viajero, un manual de comportamiento en un continente, un diario de tus propios sueños. Es un texto sobre la amistad y la generosidad. La generosidad de un mundo que no es tan malo. La generosidad del que lo firma.

Porque detrás de este gamberro adorador de la cerveza, hay un tipo realmente sensible, responsable y generoso. Y nada mejor que sus palabras para legitimar estos calificativos: “Soy un privilegiado y eso supone también una responsabilidad. Tienes que respetar el sueño, mimarlo, explicarlo, contarlo una y otra vez. Además, debes ser un buen embajador. Debes comportarte de modo que cuando te marches dejes en cada lugar tan buen recuerdo que cuando aparezca otro viajero en moto le den la bienvenida”.

El mejor roadbook para viajar por África.
"Un millón de piedras" es el libro de los viajes en moto por África de Miquel Silvestre. Eso no tiene que ahuyentar a los lectores que no confraternicen especialmente con el mundillo de las dos ruedas. No te dejará indiferente, sea cual sea tu credo. A unos os encantará y a otros no os gustará. Así debe ser. Pero todos reflexionareis, incluso sobre vosotros mismos.

El lenguaje usado por este trotamundos es crudo, directo y sincero. Supongo que en parte por eso mismo desde el primer momento me he sentido cómodo en el asiento de la Princesa. Porque sí, verdaderamente viajas con él en la moto. Y ella es mucho más que un vehículo, también es protagonista de este relato. La fiel compañera que hace al autor escribir en plural.

Miquel Silvestre escribe de puta madre. Es un tío culto y eso se nota, pero sabe bien lo que tiene entre manos y no peca de pedanterías pretenciosas. Precisamente creo que lo que más me gusta de las piedras es su sentida sencillez. Ojo, no confundir con simpleza, esa que la mayoría de ocasiones resulta estúpida. Aquí la estupidez se encuentra a miles de kilómetros, esos kilómetros que según se van acumulando en el viajero le hacen más sabio.

Como dice mi amigo Néstor “cuatro ruedas mueven el cuerpo, pero dos mueven el alma”. Todo motorista, todo soñador, todo inquieto, debe leer “Un millón de piedras”. Su autor lo ha escrito con su alma en movimiento.


Cuando conozco a alguien (aunque no sea físicamente) con gustos semejantes a los míos, inmediatamente siento curiosidad y simpatía por esa persona. Además, si entre esas afinidades se encuentran la pasión por las dos ruedas, el placer de la libertad, la osadía de soñar y un gaznate perpetuamente sediento de cerveza… automáticamente lo considero amigo mío.

Querido amigo Miquel, algún día espero poder compartir contigo unas cervezas. No te acribillaré a preguntas sobre tus viajes y aventuras. Simplemente beberemos. Beberemos y charlaremos de lo que nos apetezca, de la vida por ejemplo. Porque lo bueno que tenemos los soñadores, es que ante todo estamos vivos.

MotoGP 2012: Todos contra Stoner

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La temporada de MotoGP que empezará en Catar el 8 de abril se presenta con muchas novedades, pero hay una cosa que no varía: Casey Stoner sigue siendo el piloto a batir. Mi canguro favorito continúa siendo la referencia como ha demostrado en los pasados IRTA de Jerez, aunque eso sí, Dani Pedrosa y Jorge Lorenzo también están muy fuertes y sin duda serán los que le disputen el título en 2012, porque con Valentino Rossi no cuento para nada. Se acabó lo de “Los 4 Fantásticos”… Ahora son sólo tres, a no ser que Ben Spies se empeñe en llevarme la contraria.


No soy rossista, pero para nada doy por acabado a Valentino Rossi. Aún así, su rendimiento está condicionado al de una moto que no parece terminar de funcionar. Personalmente creo que en Ducati se han equivocado al renunciar a la personalidad inicial de la Desmosedici e intentar hacer una moto para todos. La anterior bestia consiguió ganar un mundial y muchos GG.PP., la clave estaba en saber domarla, y en eso Casey fue el maestro. Rossi se ha empeñado en hacer la moto a su medida en vez de intentar adaptarse a ella, y de momento no parece que les esté saliendo bien la jugada. De todas formas tengo la corazonada de que veremos a Valentino en más de una ocasión en el podio, pero no le veo como candidato al título.


El que sí parece estar muy fuerte y con una moto a la altura es Jorge Lorenzo. Tanto él como Yamaha han hecho un gran trabajo en la pretemporada y están muy cerca del australiano, de hecho el mallorquín ha mandado en la clasificación de los IRTA durante gran parte de los mismos, aunque fue finalmente Stoner quien firmó el mejor registro del fin de semana (1:38.780). Lorenzo está en forma y con ganas, va a dar mucha guerra este año.


Dani Pedrosa completa el trío de aspirantes al título. La verdad es que a pesar de ser un gran seguidor de Casey desde que llegó al Mundial, este año quiero que el título sea para Pedrosa. Sí, me gustaría que un piloto tan sumamente técnico tuviese en su palmarés al menos un título de MotoGP. Dani tiene mucho talento. A pesar de que su físico no sea el más apropiado para manejar una motoGP, ha estado arriba desde su llegada a la categoría y hoy en día es uno de los pilotos de referencia. El hacerse bastante daño casi cada vez que se ha ido al suelo ha lastrado una trayectoria que podría ser aún más brillante.


La gran incógnita de la temporada para mí es Ben Spies. Tiene moto, calidad y arrojo. En principio no le pongo la etiqueta de candidato al título, pero no nos debería  extrañar si protagoniza la típica temporada de explosión similar a la de Stoner en 2007. Con los rivales que tiene esto se me antoja complicado, pero recordad su debut en Superbikes en 2009… Que será un protagonista destacado de MotoGP en el futuro es innegable, pero puede que aún no en 2012.


De momento no veo a ningún piloto más que pueda hacer sombra a los que hemos nombrado ya. Me gustaría que Álvaro Bautista le sepa sacar partido a esa Honda, negro luto, heredada del malogrado Simoncelli y les ponga las cosas difíciles a los galácticos en algún G.P. Sería un bonito homenaje a Marco. Creo que más de un podio puede (y debe) conseguir.


La liga de las CRT debe estar capitaneada por Randy De Puniet y su RSV4 camuflada. La verdad es que en Jerez ha conseguido marcar un gran crono de 1:40.601, a sólo 22 milésimas de la Ducati de Abraham. Seguramente que en más de un gran premio, sí, de esos extraños vale, quedará por delante de alguna motoGP. Habrá que estar atentos a las CRT, ya que parece que son el futuro…


Estas reflexiones no son gran cosa, el campeonato de DORNA tampoco deja mucho espacio a la imaginación, pero al menos ya tengo el punto de partida para las conversaciones cerveceras que tendré con los amiguetes la noche del 8 de abril.

¡Esto empieza ya!

P.D.: Lástima que este año ya no oleremos una 2T...

Las motos hundidas del SS Thistlegorm

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La madrugada del 6 de octubre de 1941 dos bombas de 450 kg hicieron que el carguero militar británico SS Thistlegorm pasase a formar parte del maravilloso fondo del Mar Rojo. Dos bombarderos alemanes que patrullaban en busca del Queen Mary, cargado de tropas británicas, dieron con el navío cuando se dirigía hacia el Canal de Suez. La explosión debió de ser de gran violencia ya que los proyectiles cayeron en el polvorín de munición. El hundimiento fue prácticamente instantáneo. En el ataque murieron 9 de los 48 tripulantes del barco.

Hace unos años estuve una semana buceando por el Mar Rojo y, aparte de por otros pecios y fondos increíbles, tuve la oportunidad de hacer dos inmersiones en el SS Thistlegorm. Yo no conocía su historia así que mi sorpresa fue mayúscula cuando, buceando por su interior, me encontré con una gran cantidad de motos en las bodegas. Es realmente increíble verse a 30 metros de profundidad en semejante escenario. He tenido la suerte de haber disfrutado de muchos momentos mágicos en mi vida y ese, sin duda, es uno de los mejores.


El Thistlegorm fue construido por el astillero de J.L. Thompson e hijos, de Sunderland. Este barco de 126,5 metros de eslora y 4900 toneladas de desplazamiento fue botado en Junio de 1940. Era uno más de la familia Thistle de la Albyn Line. Rápidamente fue requisado por la Marina Inglesa y armado con las ametralladoras y cañones que hoy en día aún tiene en su cubierta. Es impresionante bucear entre los cañones antiaéreos y las municiones, pues a pesar del deterioro y la corrosión se distinguen perfectamente. Incluso te encuentras con un montón de botas de goma que parecen nuevas. Impone. El respeto que se siente es máximo ya que no dejas de pensar en la actividad que tendría antes de hundirse, en las personas que perdieron la vida, en lo absurdas que son las guerras.


En Mayo de 1941 se despediría para siempre de Inglaterra. El material que cargó en Glasgow fue descrito simplemente como “MT” (Motor Transport), seguramente para no divulgarlo demasiado y mantener el secreto. Sus bodegas se llenaron con combustible, camiones, jeeps, motocicletas, armas, munición, tanquetas, alas de avión e incluso dos locomotoras para la compañía de trenes egipcia. Todo esto se puede ver hoy en día, más de 70 años después. Esta misión de transportar material de guerra formaba parte de la “Operación Cruzada”, una ofensiva de los aliados contra el Mariscal Erwin Rommel, el Zorro del Desierto.

El 2 de Junio zarpó rumbo a Alejandría escoltado por el HMS Carlisle. La ruta no fue la natural por el Mediterráneo, sino que tuvo que bordear Sudáfrica para evitar las zonas controladas por el ejército alemán. La tercera semana de Septiembre llegó al Mar Rojo, paró su motor de tres cilindros y 365CV y fondeó dispuesto a esperar su turno para cruzar el Canal de Suez.


Tras dos semanas de espera llegó el fatídico día. A las tropas alemanas en Creta les llegó el rumor de que había un gran buque del tamaño del Queen Mary por la zona. Y así, la luna llena fue testigo de cómo los aviones germanos divisaron el SS Thistlegorm cuando estaban a punto de dar media vuelta por falta de combustible. A partir de ese momento, la historia se sumerge, y cuando uno visita ese templo submarino, se siente testigo de parte de la historia de la 2ª Guerra Mundial.


A mediados de los cincuenta Jacques-Yves Cousteau descubrió el SS Thistlegorm gracias a la información que le proporcionaron los pescadores locales. Debido a su condición de militar y al respeto que le infundía el estar ante un auténtico cementerio sumergido, decidió no revelar las coordenadas del pecio. En el club de buceo me contaron que incluso serró los mástiles de las antenas para ocultar más aún su posición. Mostró al mundo una motocicleta, la caja fuerte del capitán y la campana del barco. En su película El Mundo del Silencio (1956) también aparece el carguero.


Tras su descubrimiento el SS Thistlegorm pasó de nuevo al olvido, hasta que a principios de los noventa fue redescubierto y convertido en uno de los pecios más impresionantes del mundo. Lo malo de convertirse en un lugar de culto es que los restos han sufrido múltiples saqueos. Puedes observar como han desaparecido manillares y faros de muchas motos, parabrisas de los camiones, etc. Una pena, porque el respeto y el deber de dejar hacer a la naturaleza deberían poder a las ganas de llevarse un recuerdo, un recuerdo inútil, porque el mejor es haber estado allí. Y ese va por dentro.

Las preciosidades que transportaba el SS Thistlegorm destinadas a las tropas británicas destacadas en el desierto eran BSA M20, Matchless G3L y Norton 16H.


BSA M20: Esta moto cubicaba 499cc y tenía una potencia de 13CV. Resulta sorprendente que se produjeran 126.000 unidades de este modelo durante la 2ª Guerra Mundial. Sin duda su gran baza era su robustez, que junto a su fiabilidad y sencillo mantenimiento la hacían perfecta para transitar los caminos más inhóspitos. Su velocidad de crucero estaba en torno a los 80km/h. Iban destinadas al Mariscal Asuchinleck, quien estaba a cargo de las tropas británicas que debían luchar contra el Mariscal Rommel.


Matchless G3L: Con un motor monocilíndrico de 349cc, 16CV y tan solo 110kg era una moto muy apropiada para las pistas de arena. De hecho se diseñó para un uso en el desierto, aunque más tarde tuvo su versión civil con la G3 Clubman. Eso sí, la ligereza inicial se veía comprometida por todo el equipamiento militar que tenía que llevar. Su velocidad máxima era de poco más de 100km/h y tenía un cambio de 4 velocidades. También tuvo una producción elevada durante la guerra, unas 80.000 unidades.


Norton 16H: Muy similar a la BSA. Cubicaba 490cc y sus prestaciones eran de 14CV y unos 110km/h. También estaba diseñada especialmente para las campañas en el desierto. Sus 100.000 unidades fabricadas durante la guerra dan muestra de su calidad y robustez. Para llegar a esa cifra hubo momentos en los que toda la fábrica centró sus esfuerzos en este modelo, incluso el equipo de carreras se vio en la línea de producción. Hoy en día es una moto especialmente valorada por los coleccionistas.

Seguramente que la mayoría de estas joyas hundidas no llegaron ni a hacer el rodaje, aunque no me imagino a un soldado de la 2ª Guerra Mundial mimando a su moto. Debían ser máquinas duras de verdad. Quizá la suerte quiso recompensar a estas elegidas con un descanso en paz lejos del destino de guerra y destrucción que la mayoría de sus hermanas tuvieron.

Todo aficionado al buceo que pueda (menudos tiempos vivimos…), debe ir al menos una vez en la vida al Mar Rojo. La increíble visibilidad, a veces de treinta metros, y la riqueza animal son dignas de disfrutar. Os lo recomiendo. Las sensaciones que viviréis os acompañarán toda la vida.

NOTA: Este post es una réplica del que escribí en Mayo de 2010 cuando era editor de MotorpasiónMoto.

Información SS Thistlegorm | Aquatours
Esquema pecio | Red Sea Diving Holidays
Fotos motos | Classic Motorbikes

La mirada del tigre

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La mirada del tigre es salvaje, altiva y poderosa. Esa mítica mirada, que tantos cineastas y deportistas intentan imitar en vano, es pura ferocidad. Hasta ahora. De un tiempo a esta parte se ha tornado triste, decepcionada, confusa. Esos ojos se han cruzado con los de otra criatura no más feroz, pero sí más cruel. Esta misteriosa criatura que camina sobre dos patas parece no apreciar la magnificencia de uno de los animales más bellos que pueblan la Tierra. Y este formidable felino que es el tigre, se siente turbado e inquieto cuando vislumbra la avaricia y la irresponsabilidad en la mirada de esa criatura que es el hombre.

Normalmente cuando somos niños todos tenemos animales favoritos. No valen los Angry Birds o similares, deben ser reales. Mi lista era y sigue siendo muy larga: delfín, oso polar, pigargo, orca, perro, lince, caballo, onza, lobo,… Me encantan los animales, podría seguir unas cuantas líneas pero no es plan de aburriros. Entre todos ellos destacan los tiburones y los tigres, siempre me han alucinado. Pero ese buen ojo que tuve para distinguir a dos de las especies más fascinantes del reino animal, parece que no lo comparten muchos humanos, esos que se empeñan en unirlos en un destino común, la extinción.


Al igual que los tiburones están amenazados por la sobrepesca y el finning, los tigres se enfrentan al ultimátum impuesto por los furtivos. Y una vez más es China la responsable, su mezquina voracidad es infinita. Además de por la piel, al tigre lo cazan por los huesos y otras partes del cuerpo para la fabricación de medicinas tradicionales. Hace años incluso se podía ver descuartizar a un tigre en algunos mercados clandestinos. Cuando los chinos completen su invasión silenciosa, cuando exterminen a todos los animales, espero no estar cerca de un todo a un euro. Miedo.

Asimismo la pérdida de su hábitat es otro de los motivos del alarmante descenso de su población. Se calcula que hoy en día ocupa tan sólo un 7% de su territorio original. En estado salvaje deben quedar unos 3.200 ejemplares, a los que hay que sumar unos 20.000 en cautividad, la mitad de ellos en China y Estados Unidos. Resulta desolador saber que hace 100 años moraban a sus anchas en Asia unos 100.000 tigres.


El tigre es el mayor de los grandes felinos. Sus dientes pueden triturar cualquier hueso y sus garras retráctiles llegan a medir hasta diez centímetros. Sus patas fuertes y cortas no están hechas para la velocidad, aunque puntualmente puede alcanzar los 55 km/h, pero sí para saltar hasta tres metros o arremeter con fuerza a su presa. Su visión nocturna es extraordinaria, pero quizá el rasgo que más le distingue es su sigilo y reserva, es un auténtico maestro del silencio. Dicen que los testigos o supervivientes del ataque de un tigre siempre coinciden en que apareció de la nada. Esta cualidad y su cada vez mayor escasez hacen que sean muy difíciles de observar en libertad.


En los últimos 80 años hemos conseguido extinguir tres subespecies: el tigre de Bali (el más pequeño), el tigre de Java (probablemente ya desaparecido en los ’50) y el tigre del Caspio (casi tan grande como el de Bengala, utilizado por los romanos en sus circos). Entre las subespecies que aún sobreviven, el tigre de Bengala con unos 2.000 ejemplares es el más numeroso en estado salvaje, gracias sin duda a un plan de conservación que poco a poco va dando sus frutos. Es el símbolo y animal nacional en India y Bangladesh. El siberiano (o de Amur) es el felino más grande y su población permanece estable entre 400 y 500 individuos. Los demás rebeldes que se resisten a la extinción son el tigre de Indochina, el malayo, el de Sumatra y el del sur de China. Este último sólo cuenta con unos 60 ejemplares, todos ellos en cautividad.

Los tigres suelen tener entre dos y seis cachorros por camada. Estos permanecen con la madre dos o tres años hasta que les llega el momento de buscarse la vida. Son solitarios y muy territoriales con los posibles rivales. Sus presas suelen ser ciervos, jabalíes, búfalos y otros grandes mamíferos. Puede matar y arrastrar animales cinco veces más grandes que él. Como buen depredador alfa, si tiene hambre atacará a cualquier cosa que le resulte comestible. Uno de los problemas en la lucha por su conservación es que al haber invadido su hábitat los encuentros con el hombre no son abundantes pero tampoco infrecuentes. La mayoría de ocasiones se centran en el ganado, evitan al humano, pero por desgracia en ciertas zonas de India no resulta extraño morir devorado por un tigre. Es así, sin ningún tipo de sensacionalismo barato y sin nada que achacarle al animal.


Es precisamente la búsqueda de esta armonía en la convivencia entre Homo sapiens y Panthera tigris donde está la clave para su conservación en estado salvaje. No se trata sólo de proteger áreas concretas sino de interconectar las mismas mediante corredores que permitan el desplazamiento del animal a las áreas de reproducción evitando conflictos mortales con el humano.

Como dice el prestigioso biólogo George B. Schaller, que lleva estudiando a los grandes felinos casi 50 años, “las comunidades necesitan incentivos para avenirse a compartir el territorio con los depredadores. Los beneficios deben basarse en valores morales y económicos”. Los gobiernos de los países con tigres en su fauna, poco a poco parece que van despertando del letargo y van tomando conciencia de la importancia de su conservación, China entre ellos.


Estamos obligados a preservar este maravilloso felino. Sólo por deleitarnos con su magnífica estampa ya se lo debemos. A pesar de que en cautividad parece tener el futuro garantizado, su esencia es salvaje. La situación es complicada, pero hay que concienciarse para que las generaciones futuras puedan ver y sentir de nuevo la ferocidad de la auténtica mirada del tigre.

Más información | PantheraNational GeographicWikipedia.

Moteros sin moto

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Las once de la mañana. Para la mayoría la hora del bocata y el Cola Cao, si bien algunos intrépidos ya experimentan con el café. Para mí… la hora de soñar. Es mi primer año de instituto y son las once de la mañana de un día de clase, la hora del recreo. La valla que hay que saltar mide dos metros, pero eso con catorce años es poco más que un escalón. La prisa apremia, sólo disponemos de media hora para ir, soñar y volver. Nuestro destino, la tienda de motos.

Han pasado veinticinco años y todavía siento esa emoción, mas ahora estoy despierto, el sueño se cumplió y fue mejor de lo esperado. En mi primer año de instituto la fuerte atracción que sentía por las dos ruedas se tornó en pasión. Las excursiones clandestinas que algunos hacíamos a la tienda de motos cercana fueron responsables en gran medida de esa metamorfosis. Hoy en día soy amigo de los dueños, ya les he comprado tres motos y sigo pasando por la tienda cuando me avisan de la llegada de alguna novedad. O simplemente cuando me apetece charlar con buena gente rodeado de bujías y ruedas.


Paco debía estar hasta los cojones de esos críos que puntualmente derramaban sus babas todos los días a la misma hora, pero creo que el brillo de nuestros ojos le conmovía y reprimía las ganas de darnos una buena patada en el culo. Por entonces las deseadas eran RDs y MBXs de ochenta centímetros cúbicos. A las VFR, FZR, GPZ o GSX casi ni las mirábamos por miedo a quedarnos petrificados admirando sus curvas y no llegar a tiempo a clase, aunque reconozco que no teníamos muchos escrúpulos a la hora de hacer piardas.

Ese año comencé a ser un motero sin moto. Las revistas que hacía ya tiempo que compraba (me podían faltar chucherías, pero no mi revista), dejaron de ser sólo una crónica de las carreras del fin de semana. Pasé a analizar minuciosamente todas sus pruebas y reportajes. Comencé a disfrutar los relatos del increíble viaje de Emilio Scotto y su Princesa Negra. Me inicié en el noble arte de ir de paquete. Inauguré mi tablón de sueños.


Pasaron los años y mis anhelos de sensaciones fueron en aumento. Los innumerables viajes en coche, de norte a sur del país, suponían un ejercicio de identificación de motos y de saludos en V a sus pilotos. Imaginaba que en vez de ir en coche con mis padres y hermanos, surcaba la carretera en mi reluciente montura casi alada. Sacaba la cabeza por la ventanilla para sentir el aire en la cara, giraba la cabeza acompañando cada curva…

A pesar de que en mi familia no había tradición motera, seguí soñando. Sabía que algún día llegaría, que esas sensaciones serían mías y que sólo las compartiría con mi compañera de metal. Es difícil llevar que nadie te entienda cuando tienes menos de veinte años. Pero hoy en día agradezco que mis padres no cayeran en mis múltiples chantajes para que me comprasen una moto. Era una época extraña, el casco no era obligatorio, a veces íbamos un poco pasados de vueltas, algunos amigos caían. Empecé a comprender que ir en moto era algo serio, algo que necesitaba grandes dosis de responsabilidad. Aun así, seguí soñando.

De joven mis sueños eran de velocidad y sensaciones fuertes, aún no eran sueños de libertad y sensaciones frágiles, esas que hoy me emocionan y hacen que emerjan esas lágrimas que a veces se sintieron reprimidas. Quizás haya que llegar a cierta edad para experimentarlas.


Un día el sueño se cumplió. Comencé a sentir nuevas sensaciones, mis primeras curvas, mi primer viaje, mis primeras ráfagas a otros compañeros, mi primera rascada de rodilla en circuito… Era yo, era real. Y a pesar de los malos momentos, que también hubo, fue mejor de lo esperado. Ahora estoy despierto, algunos sueños han cambiando de aspecto, pero no me preocupa porque sé que muchos se cumplirán. Miro por el retrovisor y recuerdo con cariño ese primer flechazo por la moto, esa que nos mueve el alma a pesar de no ir sobre ella, a pesar de amarla en silencio o en la distancia.

Sirvan estas líneas de humilde homenaje a todos los soñadores que aun sin disfrutar de una moto, se emocionan al imaginarse con el aire golpeando su rostro, saludando a compañeros de carretera o disfrutando de la singular sensación de libertad que te ofrecen las dos ruedas. A todos los moteros sin moto. Si es tu sueño, persíguelo. Si lo haces con todas tus fuerzas dejará de ser una foto plastificada en una carpeta y pasará a hacerse realidad.

Fuel Fandango: 98 octanos para tus oídos

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Hará un año y pico escuché que había un grupo con un nombre que me llamó la atención, Fuel Fandango. Aún no había escuchado su música y ya me puse de mala hostia. “Otro grupo de niñatos con un nombre pretencioso”, pensé. Y es que me gustó ese nombre, me pareció potente y significativo, y coño, había que hacerle honor. Entonces escuché “Uh Uh”… Bastaron los quince primeros segundos del tema para saber que me iba a cautivar todo lo que escuchase de ellos y, efectivamente, sentenciar que había sido un capullo al prejuzgarles. Valga decir que hacen honor al nombre del grupo, en su poder suena perfecto.

Cuando escuché el disco al completo lo flipé. Hacía mucho tiempo que nadie del panorama musical nacional me sorprendía. La fusión de funk, rock, pop, blues, electrónica y flamenco es demoledora, trazada en perfecta armonía. Ellos definen su música como “canciones orgánicas de baile” y cuando los ves en concierto no puedes estar más de acuerdo. Si el disco te parece bueno, espera a verlos en directo.


El dúo lo forman la cordobesa Nita y el tinerfeño Ale Acosta. En los conciertos les acompaña el batería grancanario Carlos Sosa. Ellos tres se bastan para hacerte bailar y moverte como un condenado. Suenan potentes y frescos, acompañados de una puesta en escena con una estética flamenca original y cuidada.

La verdad es que por el nombre no conocía a Ale Acosta, pero cuando descubrí que también había estado detrás del proyecto de Mojo Project no me extrañó en absoluto. Este tío es un genio. Mojo Project es otro ejemplo de cómo fusionar elegantemente la electrónica con otros géneros, aunque en este caso eran el jazz y el funk los que prevalecían sobre los demás. También tuve ocasión de disfrutar de su potente directo, imposible no moverse con ese pedazo de banda. Este productor y DJ ha trabajado con gente de la talla del maestro Enrique Morente. Posee un magnífico curriculum.


El que Nita sea un bellezón es lo de menos. Te enamorarás de ella por el descomunal arte que gasta sobre el escenario. Crea una complicidad con el público que, no se me ofendan féminas de otros lares, sólo puede obrar una andaluza de pura cepa. Pero la pasión y brío que exhibe en directo no van huérfanas. Las dirige una potente voz que se mueve de maravilla entre el registro más flamenco y el más soul. El que las letras de las canciones sean una combinación de inglés y castellano queda en una anécdota, la transición de Nita de un idioma a otro es tan natural como su arte.

Su primer disco, “Fuel Fandango” (2010), es redondo del principio al final. No sabría con que corte quedarme; “Just” me parece una auténtica barbaridad, “Always Searching” es uno con los que más alto he saltado en un concierto, “The Engine” es una delicia que te recuerda que el amor es el verdadero motor del mundo, “Lifetime” me resulta de lo más intimista, uf, difícil elección. ¡Todos! Hace un par de meses han publicado “Remixed”, en el que distintos productores, DJs y grupos como Wagon Cookin’ mezclan nueve temas del primer LP. No lo he escuchado aún, estoy esperando que me llegue y estoy frito ya, está agotado temporalmente en la web en que hice el pedido. Pero seguro que la espera merece la pena.


Pensaba haberle dedicado el primer post musical del blog a mi artista predilecto, Prince, porque con él comencé a sentir de verdad la música, pero no creo que el genio de Minneapolis se enfade conmigo cuando descubra la cantidad de octanos que tiene este fuel. Quizá le llame para que me acompañe a verlos por tercera vez en el Festival Territorios de Sevilla, en menos de un mes.


Más información | Web Oficial

Entrevista a un TT rider: Antonio Maeso

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Decir de alguien que es un TT rider es algo muy serio. A primera vista parece que sólo hablas de un piloto de motos que participa en el Tourist Trophy de la Isla de Man (nótese la cursiva de sólo). Pero es mucho más. Es un valiente. Es un soñador. Es un loco. Es un apasionado. Es un romántico. Pero sobre todo es un hombre con los nervios de acero, que rodando fundido con su máquina a velocidades de videojuego, se siente más vivo que lo que el resto de los mortales nos sentiremos jamás.

Antonio Maeso es un TT rider.

Tuve ocasión de conocer a Antonio hace un par de años, durante una prueba del Campeonato Andaluz de Velocidad, carrera que ganó por cierto. Hablé con él tan sólo unos minutos, pero recuerdo perfectamente como al decirle que ir al Tourist Trophy era uno de mis sueños, me dijo mirándome muy serio: “Tienes que ir”. Esa mirada rebosaba pasión y respeto por el TT. Detrás de ese hombre menudo y con cara de no haber roto un plato en su vida, había un valiente, un soñador que había encontrado en la prueba más legendaria y arriesgada del planeta su razón de ser.


Hay que tenerlos muy bien puestos para participar en el TT o en cualquiera de las road races (carreras en carreteras cerradas al tráfico) como la NorthWest 200 o el Ulster GP. Cualquier pequeño fallo puede llevarte al desastre. Aquí no hay escapatorias y sí árboles, farolas, muros y bordillos. Estos pilotos sí que hacen bueno aquello de que “están hechos de otra pasta”. Que nadie lo dude.

Antonio Maeso ha competido en cuatro ocasiones en el Tourist Trophy (de 2007 a 2010). Con unos medios más que justos ha demostrado una gran progresión que se vio truncada en 2011 cuando no pudo participar por falta de sponsors. Pero en 2012 gracias a su perseverancia y al proyecto de financiación de masas “MaesoTT2012”, el sueño vuelve a hacerse realidad. Se lo merece. Los que le seguimos hemos visto como ha trabajado este invierno, como ha cortado, soldado y lijado, como ha preparado hasta el último detalle de las motos. Es la hora del currante. Es la hora del valiente.

El piloto almeriense siempre ha demostrado un gran cariño y respeto por los aficionados que le seguimos. Y la mejor prueba de ello es que, a pesar de no disponer apenas de tiempo ya que está metido de lleno en la preparación de la temporada, ha tenido la gentileza de concederme esta pedazo de entrevista. Como podéis suponer, sus respuestas, llenas de humildad y realismo, ni han sido parcas ni tienen desperdicio. Es como hablar con un piloto de los de antes. Es un TT rider.


Nostromoción [N]: Antonio, que alegría poder decir a día de hoy que el proyecto MaesoTT2012 ha sido un éxito. ¿Te esperabas tanto interés, generosidad y cariño por parte de la afición?

Antonio Maeso [AM]: Pues lo cierto es que me ha sorprendido porque hay mucha gente que me ha demostrado un gran cariño y me han ayudado mucho. Han colaborado, han difundido el proyecto y se han identificado con él. Así que la verdad es que estoy sorprendido y enormemente contento y agradecido por el interés que ha despertado, sobre todo en la afición más pura, por llamarla de alguna manera, a la moto y a las carreras.

N: Aparte de las aportaciones y patrocinadores, una de las motos te la ha prestado un aficionado gallego, del que es justo decir su nombre, José Manuel Campos. ¿Qué cara se te queda ante semejante gesto?

AM: De nuevo es algo increíble, ¿no? Porque, aunque sólo sea económicamente, sabemos lo que cuesta una moto y el riesgo que hay de que se rompa, como en cualquier carrera pero quizá más en el TT por lo que sufren los motores y demás. Está claro que el gesto ha sido realmente fantástico y solamente puedo tener palabras de agradecimiento para José Manuel. Y esperar que nos divirtamos, que es de lo que se trata. Él vendrá para asistirme a la Northwest 200 y espero que con el transcurrir de los años sea un bonito recuerdo.


N: Tras cuatro magníficas participaciones en el TT, en 2011 no pudiste participar por falta de sponsors. Si no recuerdo mal, comentas que te costó tres años aprenderte el circuito de memoria. ¿Crees que acusarás este año sin participar? ¿Has hecho algo especial para mantener vivo en tu mente el circuito?

AM: Pues efectivamente yo espero que no se note, pero está claro que el estar un año sin participar, es decir, en vez de doce meses han pasado veinticuatro desde la última vez que pisé el circuito, en algo tiene que afectar. Esto es algo que se escapa de mis posibilidades de control, viene así y espero que tras los primeros entrenamientos todo vaya bien y pueda ponerme en ritmo. Pero bueno, tendremos que ver cómo va todo. En lo referente a si he hecho algo para mantener vivo el circuito, la verdad es que veo habitualmente (y más este año con tanto evento) la grabación de la propia cámara on board de mi moto. Y sí, me sirve para refrescar pero soy de los que piensan que si tienes algo en la cabeza y activamente haces por que esté ahí, no lo olvidas fácilmente. Creo que en ese sentido no tendré demasiados problemas.

N: Participarás con una KTM RC8R Track (Superstock), con la M-1000 (Superbike y Senior TT), con una Yamaha R6 (Supersport) y con la Supertwin (Lightweight 650). Me figuro que debe ser difícil adaptarse a cuatro motos tan diferentes en un circuito tan complejo y delicado como el del TT. ¿Con cuál crees que obtendrás mejores resultados?

AM: Ciertamente va a ser difícil adaptarse a las cuatro motos. Lo tomo como un desafío más, es decir, ya el TT en sí mismo es el desafío más grande que hay en la disciplina de la velocidad, por lo peligroso, por lo rápido, por lo largo del circuito, por lo cansado, miles de curvas diferentes, baches,… Ya es en sí el no va más en dificultad, y sumarle que compita con diferentes motos, pues sí, es darle un grado más pero ante la dificultad propia del TT esto es algo casi anecdótico, aunque en otra competición sí podría suponer un desafío muy grande. Hay que tener en cuenta que en los últimos años me he dedicado únicamente a esta carrera, y bueno, tengo que aprovechar que este he tenido la suerte de poder conseguir motos y por lo menos tendré más opciones de disputar y tener más posibilidades de alcanzar mi sueño de estar delante en el TT. Así que cuantas más alternativas tenga mejor. Creo que va a ser muy difícil pero muy bonito. Por otro lado, los grandes pilotos de esta carrera participan también en todas las categorías, y lo hacen bien. Intento llegar a ese punto, desde la modestia intentaré hacer que esa cantidad de kilómetros al final se manifieste en una mejora en los tiempos y en mi estatus como piloto del TT.


N: Hace un par de años probé una RC8 y me pareció una moto con una parte ciclo excelente y a la que te familiarizabas muy pronto. ¿Cuáles son tus impresiones ahora que ya has terminado el rodaje y la has exprimido más? Cuéntanos sus pros y sus contras.

AM: La moto ya la había probado, hace tiempo, cuando se presentó para una revista en el circuito de Ronda, y ya me gustó mucho. La verdad es que la parte ciclo creo que es muy buena, es una moto rígida, con suspensiones de calidad. Lo que en sus inicios era un handicap, que el motor fuese más bien lento en la parte alta, en los últimos tiempos ha mejorado mucho y ahora es un motor bastante rápido. Además, esta versión Track que voy a utilizar es lo máximo que tiene KTM ahora mismo para sus clientes, así que espero ir bien con ella. Es cierto que, en principio, un circuito tan rápido para un bicilíndrico no es lo ideal, normalmente la potencia bruta se suele imponer, pero también hay muchas zonas del TT en las que vas a medio o tres cuartos de gas, y ahí el tener una buena tracción, docilidad y un chasis que te permita un rápido paso por curva, puede tener también sus ventajas. No lo sé, la verdad es que todas las motos que llevo son una incógnita. Hay que tener en cuenta que son todas motos nuevas para mí y excepto con la KTM, con la que he tenido algo más, ha habido muy poco tiempo de adaptación. Con la R6 prácticamente ninguno, sólo un entrenamiento. Y la Supertwin a día de hoy todavía no ha pisado la pista, la vamos a terminar justo para meterla en la furgoneta y llevarla, así que casi la arrancaré allí. Es todo muy incierto, no se por donde van a salir, pero ahí sí tiene ventaja ir con tanta moto, alguna irá bien y con alguna me podré divertir e intentar ir rápido.                 

N: La Supertwin es una moto completamente nueva y que estrenará categoría. Personalmente creo que lo puedes hacer de fábula, en motor no se debería notar tanto la diferencia entre las oficialísimas y las más modestas, pero aún así y viendo lo que estás trabajando en ella, me da la impresión de que la preparación de la Supertwin es casi más compleja que la de las grandes, ¿Es cierto esto?

AM: La Supertwin ha sido una apuesta personal. A mí me gusta mucho el bricolaje y preparar yo mismo mis propias motos, y vi en esta categoría la posibilidad de poder meter mano a una mecánica con un poco menos de complejidad que la de las motos de mil. También por economía, al ser más barato preparar una moto más pequeña. Y porque el reglamento permite tocar bastantes cosas, lo que por un lado es negativo, ya que los equipos oficiales van a presentar motos absolutamente de gran premio, la gente se va a llevar una sorpresa con las motos punteras, porque van a ser muy, muy rápidas, increíblemente rápidas para la categoría y el tipo de moto del que parten. Pero en fin, Carlos Escaso, de Almería, que es el que me ha ayudado a prepararla, y yo le hemos puesto ilusión, aunque la verdad es que nos ha faltado tiempo, un par de meses, porque la vamos a poner en pista allí sin haberla probado ni una sola vez. Pero como digo tenemos ilusión con esa moto y es una apuesta más, a ver si hay suerte y va bien. Por otro lado el pilotaje para mí no supone problema porque me recuerda mucho a las motos pequeñas del Criterium que piloté en su día, y me gusta, no debe ser problema.


N: Ya has anunciado que participarás en la Northwest 200, previa al Tourist Trophy. No es como en el TT y en lugar de salir de uno en uno cada cierto tiempo, se sale de manera tradicional, todos juntos desde la parrilla de salida. ¿Cómo te planteas esa prueba?

AM: En la Northwest 200 ya participé, o por lo menos hice el intento en el 2008, lo que ocurre es que no pasé del primer día de entrenos porque el motor de mi R1 se fundió en una de las rectas, se fundió una biela y me tuve que retirar. Entonces me puse a buscar dinero para, a la semana siguiente en la Isla de Man, poder comprar un motor (como hice) y poder correr el TT. Así que va a ser como volver a empezar, como una competición nueva. Y la verdad es que me lo planteo como una carrera, una prueba internacional importante, espectacular. La Northwest es una carrera increíble. Vamos a ver qué tal sale, voy a correr en seiscientos y en mil, y sí es cierto que, si todo va bien, puede ser una buena experiencia para llegar más rodado al TT. Pero lo afronto como una prueba en sí misma muy importante, en la que quiero hacerlo bien. Aunque allí contaré con muy poquita asistencia, prácticamente estaré solo, no como en el TT al que sí que irá más gente a ayudarme, por lo que me lo tomaré con cierta tranquilidad, no puedo pretender hacer otra cosa estando allí sin muchos medios.   

N:¿Sigues con la idea de participar en el Ulster GP tras el Tourist Trophy, y en el GP de Macao a final de año? Creo que serías el primer español en hacer una temporada completa de road races.

AM: La verdad es que la idea de ir al Ulster se desvanece un poco, por falta de presupuesto, pero sin embargo lo de Macao a final de año no está para nada descartado, tengo que estudiarlo algo más, pero el GP de Macao sí que está fijo en mi calendario. Quedan muchas cosas por ver para decidir si se puede ir o no, pero desde luego que lo voy a intentar.


N:¿Qué titulares te gustaría leer sobre ti en este 2012?

AM: Bueno, que Antonio Maeso termina en una buena clasificación en el TT 2012, eso sería lo ideal y lo que me gustaría que ocurriese.

N: Antonio, para muchos de nosotros el Tourist Trophy de la Isla de Man es el máximo exponente de la competición sobre dos ruedas, donde pilotan los hombres más valientes del mundo, donde el romanticismo de las carreras aún existe, donde la gloria y la tragedia están separadas por muy pocos centímetros… ¿Qué se siente al formar parte de algo así, al ser un TT rider?

AM: Se siente algo muy especial. La verdad es que sin ser nadie, porque no soy nadie, sí que es cierto que pertenezco a ese selecto club en el que, podemos decir que competimos, rodamos y vivimos en el escenario más impresionante y la carrera más increíble que conozco en el planeta sobre dos ruedas. Y la verdad es que en cierta manera te sientes orgulloso, aunque no sé si es ese el adjetivo, pero sí, contento porque nunca lo hubiera soñado y entrar en ese club es bonito, es la culminación a muchos años de amor por este deporte y por la competición.


N: Para terminar, permíteme un capricho. Ya habías participado antes con un bicilíndrico, con una Aprilia RSV Mille en el CEV y el CAV (el andaluz), y sé que tuviste sensaciones encontradas con esa moto. Dime algo bonito de ella porque yo sigo enamorado de la mía.

AM: Fue un año que yo venía de ganar la Challenge Yamaha, en Andalucía y la nacional en la final en Valencia, un año muy exitoso. Así que Aprilia, a través del concesionario en Almería Salvauto, decidió que hiciésemos el Campeonato de España, me ficharon para llevar la RSV. La verdad es que es una moto con la que fui muy rápido, me divertía, el chasis era fabuloso, el motor salía desde abajo como una locomotora, pero tenía el problema de los bicilíndricos, la potencia arriba, y también un poco de peso de más. Y bueno, aquel año hubo muchas roturas en el CEV, no conseguí estar delante, estaba siempre en mitad del pelotón y con muchos problemas. Además me tiró Iván Silva en Montmeló, me partí los dos tobillos, en fin. Así que lo único positivo fue que en el andaluz, en Guadix (un circuito corto), conseguí una victoria. Pero fue bonito aquel año de carreras, aunque las prestaciones de la moto estuvieran un pelín por debajo.

N: Me quedo con que te divertías con ella, a mí me pasa lo mismo, aunque mucho más lento que tú. Antes de terminar te diré que en eso que has dicho de que no eres nadie no estoy de acuerdo, y estoy seguro que todo el que haya leído hasta aquí pensará lo mismo. Además de hacernos soñar a más de un aficionado, tu pasión y tu compromiso con este deporte te hacen grande, muy grande.

AM: Pues muchas gracias. Un saludo, hombre.

N: Gracias Antonio, muchos volaremos contigo en la isla, nuestros nombres harán historia. Todos los soñadores de este país estamos contigo y te deseamos muchísima suerte en esta apasionante temporada.

Lujo. Publicar esta entrevista en un humilde blog como este no tiene otro nombre.




Para colaborar en su proyecto | Maeso TT 2012
Y no olvidéis el blog donde no se corta un pelo tras cada GP | Racing Backstage

Brindo por ti, JC

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Hace casi cuatro meses que tengo el blog abandonado. El no disponer de internet durante un tiempo y el calor del verano han hecho que me aleje del teclado más de lo que pensaba. Volveré. Pero hoy me he buscado las habichuelas para tener internet y subir este texto, porque necesito sacar algo de la tristeza y rabia que llevo dentro. Necesito hacerle un pequeño homenaje a un amigo que se ha ido. A todos los hermanos motoristas que, como Juan Carlos, se han ido demasiado pronto haciendo lo que más nos gusta: montar en moto.

Toda la locura de las redes sociales tiene una parte buena, muy buena. Y es que te pone en contacto con personas que no conoces personalmente, gente cojonuda que comparte aficiones contigo. Con el paso del tiempo se llega a crear un vínculo de amistad y cariño realmente fuerte. Tan fuerte que lloras sentidamente la pérdida de uno de estos amigos de la red.


JC Nokalkorretant era uno de estos amigos. Nos conocimos por seguir al escritor y aventurero Miquel Silvestre, y desde el primer momento me resultó de lo más simpático y divertido. Tenía muchas ganas de tomarme unas cervezas con todos los buenos amigos que nos reuniremos a mediados de septiembre para recibir a Miquel. Pero especialmente con él, porque me alegraba muchos días con sus bromas y todo el cachondeo que se traía entre manos.

Me gusta la gente vital y optimista, y estoy seguro de que Juan Carlos era el puto amo en eso, solo hay que ver las innumerables fotos que se hacía saltando en cada sitio que visitaba. Y es que, la primera vez que vi una foto suya saltando, pensé que era la máxima expresión de la alegría de vivir, del buen rollo. Y así le recordaré siempre.


Cuando me enteré que un maldito guardarraíl asesino se lo había llevado, a principios de este mes, se me nublo la vista y se me inundaron los ojos. Eran lágrimas de pena por una amistad perdida. Una amistad verdadera, la que sientes por alguien con el que te identificas, con el que te diviertes, con el que compartes tu vida, alguien a quien tienes mucho cariño.

Es jodido. Es muy jodido que la gente se nos vaya antes de tiempo. Te cuestionas cosas, te asaltan dudas y miedos, te arrepientes de no haber pasado más tiempo con ellos. Y según el lazo que te una, es realmente difícil seguir adelante. Muy difícil. Por desgracia lo sé. Supongo que cada palo que te da la vida te roba un trozo de esa energía positiva que tenemos todos almacenada, a veces en sitios ocultos, difíciles de encontrar. Pero hay que buscarla, es lo que hay.


Ya no tendré ocasión de tomarme esa cerveza contigo, aunque estoy seguro que estás al otro lado de la carretera con birras fresquitas para todos tus compis y primas. Pero no, de momento no te la acepto amigo mío, porque los que nos quedamos a este lado tenemos el deber de disfrutar de cada pequeño momento que nos regala esta puta vida, de respirar hondo y sentirnos vivos. Por todos los que ya no estáis, porque cuando crucemos la carretera tenemos que contaros todo lo que os habéis perdido. Y entonces tendremos mucho tiempo para charlar y hartarnos de ese zumo de cebada que tanto nos gusta.

Brindo por ti, JC. Brindo por todos los hermanos motoristas caídos. Me acompañaréis en cada kilómetro, de forma positiva, sin miedo, con prudencia. Seguiré disfrutando de la carretera, de la ruta. Igual que hacíais vosotros. ¡Salud compañeros!

Y tú, Juan Carlos, no dejes de saltar y lía el taco allá donde estés.


Fotos JC | Facebook

P.D.: Mecagoenlosputosguardarraílesasesinos.

15S3C: Asilvestrados, Año Cero

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El pasado 15 de septiembre, en la localidad madrileña de Tres Cantos, se produjo un acontecimiento bastante insólito. Centenares de personas, pata negra todas, se reunieron para dar la bienvenida y conocer a un curioso personaje. Curioso, entrañable, auténtico, culto, sensible, valiente… y creo que ante todo, buena gente. No era otro que Miquel Silvestre. Escritor, motard y aventurero que recién terminada su Ruta de los Exploradores Olvidados (REO), quiso saludar y abrazar a todos los amigos que de una forma u otra hemos seguido y apoyado sus andanzas por todo el globo.

Hay que decir que la REO no ha sido un viaje/aventura en moto más. Vaya por delante que ninguno lo es. Para mí todos los viajes en moto son especiales, incluso los que duran unas pocas horas o recorren unas decenas de kilómetros. Y esto probablemente sólo lo entienda quien realmente siente de verdad lo que es montar en moto. Pero el viaje de Miquel ha sido singular, pionero. Ha seguido los pasos de figuras históricas como Pedro Páez, San Francisco Javier o Magallanes. Él y su moto, Atrevida, han viajado por cuatro continentes. Ha sido el primer español en llegar en moto a Filipinas. Y gracias a las redes sociales, muchos hemos seguido su periplo prácticamente en directo, creándose además, en torno a su figura, una comunidad de gente realmente cojonuda.

 
Entre varios amigos de la red, entre ellos el recordado Juan Carlos Nokalkorretant, y con todo el cariño, se le organizó el evento de Tres Cantos. Habría recibimiento, charla, firma de libros, venta de camisetas, reunión de amigos y… abrazos y cerveza. Muchos abrazos y mucha cerveza. Así pues, ya que últimamente me he vuelto más sensiblón y gasto mucha sed, me dispuse a pasar un fin de semana cargado de buen rollo.

Los días previos no paraba de mirar los partes meteorológicos… no tenía ganas de lluvia teniendo en cuenta la mierda de tienda de campaña que llevaba, reciclada de un Gran Premio en Jerez, donde debí dejarla. Pero estamos en crisis y hay que aprovecharlo todo. Por suerte el buen tiempo nos acompañó durante el fin de semana.


El evento oficial era el sábado 15, pero un buen puñado de asilvestrados impacientes nos plantamos allí el viernes. Había muchas ganas de ponerle cara a los nicks y de brindar con gente con la que hacía meses que interactuabas en la red.

Así pues, el viernes bien temprano puse rumbo a Sevilla a recoger a una compi con la que iba a subir a Madrid. El viaje transcurrió sin mucha historia, todo por autovía, o sea, un aburrimiento. Tras perdernos un poco al acercarnos a Madrid (ejem, por culpa mía) por fin llegamos a Leganés, donde nos esperaban los primeros asilvestrados y cerveza fresquita. Y… ¡coño! Empiezas a dar abrazos, a charlar y a conocer al personal, y de repente te das cuenta que tienes en la cara una sonrisa de oreja a oreja que hacía tiempo que no tenías.


Antes de ir al camping pasamos por el cuartel general de operaciones en Tres Cantos, el Horno Desirée, propiedad de un asilvestrado, que se portó de maravilla por cierto. Más gente cojonuda, más cervezas, más charla y uno cada vez más a gusto. Pero había que irse antes de que la ingesta de birra se hiciese ilegal y se fuese la luz. El camping La Fresneda estaba a unos 20 kilómetros. Después de montar el amago de tienda me di una duchita reparadora, que tras 14 horas con el mono de cuero puesto me sentó de maravilla. Miento, lo realmente reparador fue tomarme una pinta bien fresquita. A partir de ahí comenzó una noche realmente divertida.

Creo que la terraza del bar de un camping nunca estuvo tan animada. Literalmente era nuestra. En las mesas había de todo, empanada gallega, gambones de Huelva, butifarra catalana y vinos de todas partes del país. Y venga buen rollo. Algunos hasta venían con pelucas. Acojonante. No conocía a nadie hasta ese día y, joder, me lo estaba pasando como si fuesen mis colegas de toda la vida… Risas y más risas. Allí había algo más que una exaltación etílica de la amistad. Allí había un gran sentimiento de unidad. Estoy seguro que esa noche se fraguaron muchas amistades para toda la vida.


Entre pinta y pinta llegó el momento en que nos echaron. Había que cerrar el bar, aunque, no sé, sospecho que nuestra incapacidad para controlar el nivel de decibelios fue la causa real. Pero no había problema, teníamos la jaima de los compis gaditanos. Eso sí que era una tienda de campaña de verdad, con su porche y todo. Allí nos dieron las tantas y certificamos que había sido una gran noche.

Tres horas. Eso fue lo que dormí esa noche. Noche dura para todos, por el frío y porque parece que alguien estuvo cortando encendido con los pulmones un buen rato. Tengo que decir que a pesar de las acusaciones de algunos de mis nuevos amigos, yo escuché más de un bicilíndrico por allí. El caso es que la resaca era proporcional al disfrute anterior. Nada nuevo y nada que un par de cafés y un espidifen no puedan arreglar.


Al mediodía nos fuimos a Tres Cantos y nos instalamos en el asilvestrados headquarters. Las tapitas y las cervezas eran obligadas para resucitar, había que estar medio presentable para todos los nuevos amigos que iban llegando. La charla de Miquel iba a ser en La Casa de la Cultura, muy cerquita del que ya era nuestro bar, así que aparcamos las motos pronto en la plaza del Ayuntamiento para despreocuparnos de ellas por unas horas. La mayoría que iban llegando eran de corte rutero, y BMW ganaba por goleada. Las deportivas éramos minoría, e italianas ni te cuento.

Algunos compañeros ya habían montado el chiringuito para adquirir los pases, camisetas y libros de nuestro explorador. Libros ya los tenía todos, pero la camiseta era obligado pillarla. Y que me perdone Miquel, pero me hacía especial ilusión esa camiseta por la silueta de nuestro querido JC. Con el pase lo clavaron porque me tocó el 27, como el dorsal de mi piloto favorito. Me gusta.


Tras una animada tarde llegó el momento en que apareció Miquel Silvestre escoltado por otros amigos grandes viajeros. Aparcó su moto junto a la Princesa, la BMW R80 GS del ’92 protagonista de su libro Un Millón de Piedras. Y lo que vimos todos fue a un tío realmente emocionado y abrumado por un recibimiento tan caluroso. Creo que no se imaginaba que la gente le tuviese tanto cariño. Pero así es, amigo.

Tras un buen rato de fotos, abrazos y charla pasamos al salón de actos. La presentación de Silvestre realmente no tuvo guión. Con algunos de sus videos de fondo, nos estuvo contando los pormenores del viaje y proyectos futuros, y respondiendo a las preguntas que le íbamos haciendo. La verdad es que fue muy divertida, entretenida y emotiva. Para finalizar se proyectó un video homenaje a Juan Carlos y otro con fotos enviadas por todos nosotros, con sus libros o pegatinas en nuestras motos. Ya de noche, salimos fuera y culminamos con el gran salto por JC que veis en la portada. Había merecido la pena venir.


Mientras Miquel se quedó firmando libros en la plaza, unos cuantos nos fuimos… sí, a beber cerveza. Ya le pillaríamos en el camping. Eso sí, fuimos buenos y no nos liamos demasiado. Nos quedaba una noche y mejor darlo todo con la moto aparcada.

El panorama de la noche del sábado en el camping era el mismo que el del viernes, pero con más gente y con la presencia de Silvestre. Al pobre cuando llegó lo abordamos para que nos dedicase nuestros libros. Bendita paciencia. Yo llevaba los seis y al final sólo le di dos porque no quería agobiarlo mucho. Muy grande su dedicatoria de las piedras, recordando el post Moteros sin moto. Gran memoria. Detallazo. Espero que pronto me dedique los otros cuatro. La verdad es que fue cercano y cariñoso con todos nosotros, y eso se agradece cuando viene de un tío al que admiras, en mi caso, más que por su faceta aventurera, por su prosa magnética, cruda y cultivada.


Una vez más ni la presencia de Miquel nos libró de que nos echaran del bar. Plan B: nos salimos fuera del camping. Con unas cuantas botellas de vino, por supuesto. No tardamos en formar un corrillo y comenzar a contar aventuras y más de un chiste. Tras un buen rato allí, un grupito de invencibles no pudimos rechazar la llamada de los compis que se resistieron a salir, pero que seguían de juerga en modo silencioso. Y aunque lo estoy contando todo, lo que pasa en la jaima, se queda en la jaima.

Dos horas. Eso fue lo que dormí esa última noche. Y ni idea de si alguien estuvo al ralentí, caí como un tronco de esos que salen en el reality de leñadores. La resaca era tan monumental que decidí no ir de ruta a la Cruz Verde con Miquel y algunos compis. Me dio rabia, pero tenía la ingrata labor de despejarme a base de cafés y una ducha fría. Debía desmontar el campamento y volver… no, volver a casa no, volver a la carretera y seguir de ruta. Días de despeje mental y destino incierto con mi querida Mille me esperaban, pero eso es otra historia.


Miquel, ha sido bonito. Realmente bonito el fin de semana. Te mereces nuestro cariño y nuestro respeto por tus obras, por contarnos tus viajes, pero, ¿eres consciente de lo que conseguiste ese fin de semana? Además de llenar de ilusión el alma de muchas personas, has hecho que seamos amigos, que estemos en contacto y deseando hacer rutas juntos, vernos de nuevo. Incluso muchos pensamos que deberíamos hacer que el espíritu de Tres Cantos reviva cada año en torno al 15 de septiembre… Simplemente, gracias.

Very good, very good my friend.


NOTA: Excepto el de Miquel Silvestre, no he querido usar nombres propios para no cometer el error de olvidarme de alguien. Hubiese sido injusto porque sois todos cojonudos, del primero al último. Y chicas, estáis incluidas en ese todos, ¿eh?

FOTOS | Jonathan Alonso Fotografía (1&8), Miquel Silvestre (2), Xavier López Roca (3), Isimac Piedras Doradas (5&6&7).


Milleando por Sanabria

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Una vez más tengo las neuronas exhaustas tras el arduo trabajo de inventar un nuevo palabro. Por la edad y el maltrato al que se han visto sometidas, cada vez cuento con menos, pero las pocas que quedan son unas cachondas. Ya en serio, esta tontá de millear viene del apellido de mi querida compañera de viajes, Mille, y de que una milla es una medida de longitud (no os engaño, las hay náuticas y terrestres). Así que me ha parecido apropiado utilizar este nuevo verbo para definir la acción de viajar con mi moto… Supongo que muchos estaréis deseando leer a continuación que tipo de hierba me he fumado, pero no amiguitos, vamos a millear.

 
Después de un gran fin de semana en Tres Cantos en el que conocí a un montón de motards cojonudos, comenzaban para mí unos cuantos días de ruta en solitario con mi querida máquina. La ilusión era enorme. Disponía por primera vez en mi vida de los días que me diese la gana, prácticamente hasta que se me gastase el dinero. El objetivo no era llegar a ningún país extranjero ni hacer ningún itinerario famoso o ambicioso. Al contrario, era sencillo: disfrutar del camino, improvisar la ruta, perderme, saborear los pequeños detalles. Y además, saldar una deuda que tenía con la geografía nacional. Conocer Galicia.


Bártulos estibados, toca arrancar. La resaca con la que salí del camping era importante, pero la perspectiva de los días venideros la hacían soportable. Me había propuesto hacer noche en Puebla de Sanabria, a unos 400 kilómetros, poca cosa cuando estás acostumbrado a hacer Málaga – Santander non stop. Aunque en esta ocasión resultó un trayecto de lo más cansino, tanto festival me pasó factura en forma de sudores y suspiros bajo el casco en cuanto pillé la aburrida autovía…


Al poco de salir y sin tener ni idea de mi posición ni de cómo coger la A6, vi una indicación a Segovia por el Puerto de Navacerrada. ¿Por qué no? La verdad es que fue un acierto, me gustó mucho esa carretera. Disfruté y me despejé bastante, a pesar de que el asfalto estaba húmedo y pedía precaución. Llegué a Segovia enseguida. La foto en el acueducto (que monstruos los romanos) era obligada, si bien siendo la hora de comer hubiese sido más apropiado haberme zampado un cochinillo de esos tan famosos. Pero no, no era plan de ir con la cremallera del mono desabrochada.


En Segovia tomé la carretera comarcal CL605 (con un paisaje bastante soso) que me llevó a Montuenga. Por allí cerquita reposté y pillé la A6. Y entonces comenzó el aburrimiento y empecé a sentir de nuevo la resaca. El Aquarius de medio litro que me acababa de tomar no me libró de volver a estar hecho una piltrafilla. Está claro que cuando a uno no le quedan más cojones que ir atento a las curvillas o los baches de una nacional desconocida, se espabila y se olvida de todos los males, pero el tedio de una autovía te devuelve a ese estado comatoso que da la monotonía. Y así, medio en trance, me desvié a la A52 a la altura de Benavente y tras unos 80 kilómetros llegué a Puebla de Sanabria.


Uno ya tiene una edad. Así que después de tres días de farra en plan motoflauta y habiendo dormido en total unas cinco horas, me merecía una buena recarga de pilas. Planté el campamento en un hotel a las afueras que me recomendó el chaval de la gasolinera. Y joder, cuando vi la bañera no me pude resistir. Al más puro estilo “Cateto a babor” la llené y me di uno de los mejores baños de mi vida. Relax. Para completar el tratamiento reparador bajé al bar y me ventilé un bocata de filete de ternera acompañado de cuatro Estrellas Galicias. Esa noche comenzó un bonito idilio con esa cerveza...


Al día siguiente estaba otra vez en forma, así que había que aprovechar. Madrugué y me fui al centro histórico de Puebla de Sanabria. Además de lo bonito que es siempre estar rodeado de casas y suelos de piedra, lo más destacable es el Castillo de los Condes de Benavente, fortaleza militar del siglo XV que hoy en día cumple una función cultural albergando la biblioteca, salas de exposiciones y demás. Junto al castillo también pude ver la Iglesia de Nuestra Señora del Azogue, construida en el siglo XII, de estilo románico con reformas en gótico, y la Ermita de San Cayetano, barroca del siglo XVII.  Sí, lo confieso, he consultado las fechas de construcción y los estilos, me gustan las piedras pero no tengo mucha idea del tema, así que aprovecharé estos post para culturizarme un poco sobre los sitios por los que he pasado.


Después de un cafelito monté en la Mille y puse rumbo al Parque Natural del Lago de Sanabria. Primero fui dirección Ribadelago. La carretera es una gozada. Típica nacional con buen asfalto, curvas suaves y rodeada de vegetación. No sé si fue la distancia o que estaba disfrutando del paisaje pero se me hizo corto llegar al lago. Una vez allí la vista es espectacular. Rodeado de montañas. El agua cristalina. Hay pequeñas playas y embarcaderos que me imagino que en verano estarán hasta las trancas de gente. La zona está cuidada, con áreas con mesas para el personal y una parte preparada para la estancia con campers. Muy bonito la verdad. Como dato técnico diremos que es el mayor lago de origen glaciar de la península ibérica.


Volví por la misma carretera hasta una rotonda en la que cogí dirección a San Martín de Castañeda. La idea era subir a la Laguna de los Peces, también de origen glaciar y a una altura de 1725m. La carretera hasta San Martín es igual de guapa que la anterior. Tras pasar el pueblo comienzas a subir de forma más pronunciada, el asfalto está en peor estado (supongo que por las heladas) y resulta un poco coñazo para una deportiva. Eso sí, a pesar de que según subes los árboles van siendo sustituidos por matorrales, las vistas siguen siendo bonitas. Una vez arriba, pues la verdad, el paisaje resulta un poco desangelado. Me imagino que en invierno, con las nieves y la laguna helada, ganará algo. De la zona de aparcamiento parten algunas rutas de senderismo que, ahora que me estoy aficionando, no me hubiese importado hacer.


Decir que hay un par de miradores, en la carretera entre el pueblo y la laguna, en los que merece la pena parar, sobre todo en el que hay al poco de pasar San Martín, a la izquierda según subes. Se puede ver el Lago de Sanabria casi entero y gran parte de la comarca, sin mayúsculas (no es la de los hobbits). Cometí un error imperdonable al no visitar el Monasterio de San Martín de Castañeda, ya que ahora veo que es una pequeña joya del románico. Me llamó la atención y estuve a punto de parar, pero al ser casi la una del mediodía me entró la prisa por volver al hotel. La verdad es que esta zona me dejó buen sabor de boca y ganas de volver con más tiempo.


Sobre las dos del mediodía la moto estaba de nuevo cargada. Nos pusimos en ruta tras una intensa mañana en la que habíamos disfrutado de grandes paisajes y carreteras divertidas. Por eso sentí una gran desazón al coger la autovía… que duró unos ochenta kilómetros, justo los que había hasta Verín, el origen de mi siguiente ruta. Ya estaba en Galicia, esa maravillosa tierra que aún no sabía que me brindaría unos días increíbles de libertad, paz y sosiego.


En Nostromoción:
   · II) Milleando por Galicia [I].

Milleando por Galicia [I]

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Cuando uno lleva una gran temporada jodido, parece que las cosas no van a mejorar nunca. Por desgracia esta vida es una hija de puta cruel, que te golpea muy duro cuando menos te lo esperas. Golpes que te dejan K.O., que te sumen en la mayor de las tristezas. Pero cuando, pasado un tiempo, aprendes a vivir encajándolos, te das cuenta de que hay que seguir adelante e intentar disfrutar cada pequeño detalle que te ofrece esta única vida que tenemos. Es un deber con los que ya no pueden. Es un deber contigo mismo. Viajar unos días en solitario con mi moto, ha hecho que por fin pueda volver a poner en práctica está teoría. Y no sé si la magia de las tierras gallegas ha sido la culpable, pero nunca olvidaré que en ellas, comencé a remontar el vuelo.

 
Allá por 1997 (en los tiempos de mi querida GPZ) adquirí una guía, con un título tan poco original como concreto: 32 Rutas Excitantes En Moto (Ollero & Ramos Editores). Antes de salir de casa me propuse hacer algunas de sus rutas, las carreteras seguirían ahí, y si en esa época eran recomendadas por poco transitadas y la belleza de sus paisajes, hoy en día debía seguir siendo así. Y acerté. La primera de las rutas recomendadas que hice fue la de Verín a Pontevedra por carreteras nacionales y comarcales. Carreteras que hicieron que mi sonrisa bajo el casco llegase de tornillo a tornillo de visera.


Fue un alivio salir de la autovía al ver la salida a Verín. A dos kilómetros se encontraba uno de mis primeros objetivos, el Castillo de Monterrei. Se trata de una fortaleza del siglo XII (el castillo data del año 950), de diferentes estilos, muy bien conservada y declarada Monumento Nacional y Bien de Interés Cultural. Está en una colina desde la que se divisa todo el valle. Destaca entre todo el conjunto la imponente Torre del Homenaje (siglo XV), de bloques de granito y veintidós metros de altura, la Torre de las Damas y la Iglesia de Santa María de Gracia (ambas del siglo XIII). No pude visitarlo por dentro, pero seguro que merece la pena y se aprende algo de la mucha historia que guarda entre sus piedras. Decir que un poquito más abajo del castillo está el Parador Nacional de Verín, que como todos los Paradores, tiene una pinta cojonuda. Aunque no para mi cartera.


De nuevo en la senda pongo dirección a Xinzo de Limia. En esta primera parte de la ruta, y sin tener en cuenta el Alto de Estivadas, el paisaje aún parece castellano, con llanuras plagadas de cultivos de cereales y grandes huertos, con casas dispersadas a ambos lados de la vía. Una vez en Xinzo de Limia cogemos la carretera OU531 dirección Celanova, a unos treinta kilómetros, que pasada esta nos lleva a Cortegada, a otra treintena. Estos sesenta kilómetros, y especialmente el tramo entre estas dos últimas poblaciones, hacen que me enamore hasta las trancas de las carreteras gallegas. ¡Y acabo de llegar! Según voy enlazando curvas voy gritando “yihas” al más puro estilo Dennis Noyes. De verdad, flipando.


En Cortegada hice una parada para beber una 0,0 y asimilar el cóctel de buen firme, curvas y paisaje que me acababa de tomar. Allí tomé la carretera PO406 hacia A Cañiza. Otro tramo precioso en el que te encuentras de lleno con el río Miño. Para coger el siguiente tramo, la comarcal PO255, andaba un poco despistado, así que, en A Cañiza paré a preguntar a un hombre que estaba llenando garrafas de agua en una fuente. Mi primer contacto con los nativos de la zona, y vaya contacto. El buen hombre me dio tantas indicaciones y consejos de los sitios que no debía perderme, no sólo de Galicia, sino de Asturias y Cantabria, que cuando después de quince minutos de interminable charla arranqué la moto, se me habían olvidado. Mi disco duro había petado. Todos esos futuros momentos se perdieron en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Era hora de partir…


Pero, joder, que tío más majo. Estaba realmente emocionado por la simpatía y las ganas de ayudar de ese hombre. Como pude, llegué a la carreterilla que debía llevarme a Ponte Caldelas. Y digo carreterilla porque aquí cambiaba la cosa. Se volvió estrecha, revirada y bacheada, pero eso sí, rodeada de un paisaje increíble. Y al igual que la calzada también me cambió la meteorología. Se oscureció y comenzó a llover. Ya me extrañaba que aún no lo hubiese hecho. En esas estaba, pensando si parar a ponerme el mono de agua o no, cuando me di cuenta que me había quedado sin embrague. Y ahí estaba yo, pensando en cómo era tan gilipollas de no haber revisado el nivel del líquido, cuando la moto me entró en reserva. Carretera perdida. Ni de coña habría una gasolinera por ahí. En fin, mojado, sin embrague y casi sin gasolina, tenía pinta de que iba a ganar el premio a Pardillo del Año.


Como agobiarse no sirve de nada, ahí estaba yo, descojonándome bajo el casco ante la perspectiva de tener que llamar a una grúa en mi primer día de viaje. Supongo que será por eso que dejó de llover. Paré en la cuneta y comprobé que realmente el problema del embrague era que el depósito del líquido estaba seco. , esto está chupao. Arranqué de nuevo y tranquilito, en segunda y tercera, llegué a Ponte Caldelas. En la primera gasolinera que encontré se acabaron mis problemas. Y encima, otra vez doy con gente cojonuda. El tío que trabaja en la gasolinera, me recomienda un hostal, no sin antes llamar a dos más para preguntar precio y si tenían garaje para la moto. Que gustazo encontrarse con gente tan maja. Gracias.


Por fin llego al campamento base. Según me comentó el amiguete de la gasolinera, un antiguo puticlub reconvertido a típico hostal de carretera, a diez kilómetros de Pontevedra. Perfecto. Prácticamente todo nuevo, buen precio, desayuno incluido y garaje para la moto. Lo primero que hice fue arreglar el embrague. Un buen rato purgando y líquido nuevo, lo dejaron suave como la mantequilla. Después de una ducha me bajé al bar. El día había sido una pasada. Por la mañana milleando por Sanabria y por la tarde mi entrada a Galicia. Estaba empezando a creerme que de verdad estos días eran sólo para mí, mi espíritu comenzaba a sonreír. Y lo celebré. En todo el día sólo había tomado un café y un par de bebidas isotónicas (no me gusta comer al viajar en la moto), así que el hambre que gastaba el bicho era cosa seria. Me pedí un filete de ternera con acompañamiento completo. Y joder si era completo. El filetón resultó estar debajo de dos huevos, bacon, filetes de lomo, una salchicha, una hamburguesa, dos filetes de pollo y patatas… Lo que viene siendo un homenaje al colesterol en toda regla. No sé si la borrachera era más por la comida o por las seis o siete Estrellas Galicias. Un auténtico estado comatoso de lo más placentero. Era hora de dormir.


Al despertarme, me asomé a la terraza y un sol resplandeciente me dio los buenos días. Decidí al instante que aprovecharía ese día para irme de ruta y quedarme otra noche más allí. Tras el desayuno me puse en marcha. No tardé mucho en llegar a la capital de provincia, Pontevedra. Estuve una hora paseando por algunas de sus calles y a lo largo de la ría, y a pesar de no meterme en el casco histórico (mal hecho), me fui con la sensación de haber estado en un sitio con encanto. Y sobre todo, con la convicción de volver y dedicarle más tiempo. Bonita ciudad.


De Pontevedra me fui a Vigo por la carretera nacional. Aparqué en una gran alameda y me fui hacia el puerto, el salitre me llamaba. El concepto es el concepto, y la ciudad natal de Manuel Manquiña, es la de mayor población de Galicia. Su puerto es uno de los más importantes del mundo, y a nivel pesquero es el que más toneladas mueve. Después de dar un paseo por el puerto deportivo y cotillear un poco por la zona de las lonjas, me fui al Casco Vello. Y ahí confirmé que me iban a faltar días, muchos días, para disfrutar plenamente de estas tierras. No obstante, no importaba. Al igual que en la anterior parada, hacía mucho tiempo que no estaba tan seguro de que iba a volver a un sitio. Galicia Calidade.


En Nostromoción:

Milleando por Galicia [II]

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A gusto. Así estaba. Deambulando sin rumbo por el Casco Vello de Vigo. Disfrutando de las fachadas, de las piedras, de los callejones. Del ambientillo del mercado de A Pedra. Y un olor intenso a mar inundó mis fosas nasales. Estaba en la calle de las Ostras, antigua rúa da Pescadería. Sin concederme tiempo de reacción, y con el arte que sólo gastan las personas muy curtidas en esta vida, una simpática abuela me había colocado un plato con una docena de ostras vivas en la mano. La noche anterior había cenado como un salvaje, no tenía hambre, eran las doce de la mañana, pero… ¿quién coño viene a este maravilloso lugar y se resiste a algo así? Yo, desde luego, no.

 
A veces me preguntan si no me aburro cuando viajo solo. La respuesta para mí es obvia: no. Nunca me aburro descubriendo los pequeños detalles que pasan frente a mis ojos. La percepción de lo que hay a tu alrededor en los sitios por los que pasas es diferente, tuya únicamente, sin condimentos de otros. Más intensa. Me encanta la sensación de ir a mi puta bola, sin dar explicaciones, sin esperar a nadie, sin tener que justificarme cuando quiero cambiar los planes. Es diferente. Ojo, que también disfruto viajando con amigos, pero es que yendo solo tocas a más ostras. Y oye, que ricas estaban.


Es curiosa la mezcolanza de negocios de esta zona. Restaurantes de marisco, tiendas de souvenirs y vendedores ambulantes que intentan endosarte ropas o iPhones más falsos que una custom con plásticos cromados. Me cautivan estas fusiones. De nuevo me encuentro hechizado por otra ciudad gallega. ¿Será verdad lo de las meigas? Empiezo a pensar que en vez de con brebajes de sapos y culebras te embrujan con ostras… Una vez a lomos de la Mille, me doy un paseíto más por la ciudad antes de buscar la autovía dirección a Ourense. Y vaya, mira que no soy muy fan de las autovías, pero esta me parece bonita y hasta poco aburrida. Gran paisaje. Los ochenta kilómetros se me hicieron más cortos de lo normal.


Al llegar a Ourense me encontré con un parque muy guapo. Paré a hacer un par de fotos y adentrándome un poco más por una zona peatonal, haciéndome el sueco, llegué a la Plaza Mayor. Con soportales por sus cuatro costados y un montón de terracitas, invitaba a parar y tomar algo. Acepté su invitación, una 0,0 me refrescaría el gaznate. En uno de sus laterales se encuentra el Ayuntamiento o Casa do Concello. Al lado el Museo Arqueológico y la Iglesia de Santa María “La Madre”. Situada en el corazón del casco histórico, y de la que parten varias calles, me resultó muy bonita, especialmente las fachadas de los edificios plagadas de miradores acristalados y balcones. Por cierto, me llamó la atención la inclinación de su suelo.


Seguíamos en modo toma de contacto, así que tras un rato de paseo por los alrededores de la Plaza Mayor, nos pusimos de nuevo en marcha. Tomé la N120 dirección Quiroga. La carretera pintaba bien, lo malo es que los primeros kilómetros son de doble raya continua y los pasé detrás de un tráiler con troncos. No había problema, no había prisa. Tras unos kilómetros entraba en la provincia de Lugo. Y, ay amigos, en cuanto me vi con pista libre volví a disfrutar como un enano de una de las mejores carreteras por las que he rodado nunca. El tramo de Monforte de Lemos a Quiroga me pareció simplemente brutal. Curvones y asfalto perfecto. Pero lo mejor es que te ves inmerso en un paisaje montañoso espectacular. Precioso. Una vez más un auténtico placer rutear por sitios así.


Una vez en Quiroga pregunté por mi destino: Soutordei. A la tercera, y con cara de extrañeza, me indicaron el camino correcto. Paralelo a la vía del tren primero y luego subiendo por una carretera estrecha jalonada de vegetación. El motivo de ir a tan remoto lugar era triste, muy triste: visitar a un amigo caído sólo seis semanas antes. Las emociones que viví allí me las quedo para mí. La paz que se respiraba y la belleza del lugar eran abrumadoras. Tú sí que sabías Juan Carlos. Vaya sitio bonito. Llegará un día en el que tomaremos cerveza juntos, y el primer brindis lo haré por los grandes hombres que supieron buscar horizontes limpios donde descansar.


Apenado por la visita que nunca querría haber hecho, pero a la vez confortado por haber estado en un sitio tan especial, regresé a la carretera. Volví por donde había venido, iba a disfrutar esa magnífica vía por partida doble. Esta vez sí paré en Monforte de Lemos. Primero subí al Monasterio de San Vicente del Pino, actualmente Parador Nacional de Turismo. Del antiguo castillo destacan algunos tramos de muralla y la torre del homenaje. Las edificaciones actuales datan del siglo XVI. Muy bonito, como casi todos los sitios que transforman en Paradores… Tras disfrutar un rato de las vistas y lo agradable del lugar, me bajé a Monforte. Y sin querer, me topé con El Escorial gallego, el Colegio de Nuestra Señora de la Antigua. Me apunto para otra ocasión su visita por dentro y con más detalle. Esa vez me conformé con admirar su formidable fachada mientras me tomaba una 0,0 en una de las terrazas de enfrente.


Al llegar de nuevo a Ourense, hice un tramo por autovía hasta Carballiño, donde tomé la nacional N541 que pasa por Soutelo y Cerdedo, hasta Pontevedra. No lo disfruté mucho porque ya era de noche y, desde que me operé de miopía, soy de esos a los que les parece que todos van con las largas. Y mira que me gusta viajar en la oscuridad, pero en cuanto me cruzo con alguien ya estoy jodido. El día, además de azul y despejado, había sido intenso en kilometraje y emociones, así que, una vez en el hostal, me dispuse a una ingesta masiva de Estrellas Galicias. Y como desde las ostras de la mañana no comía nada, me arreé otro filetón con acompañamiento no apto para vegetarianos (ni cardíacos) como el de la noche anterior. Es lo que tiene ser un tripero.


Al día siguiente me volví a enfundar el mono y a cargar las alforjas. Tocaba variar de campamento base. Iríamos hacia el Norte. El tramo de carretera N550 desde Pontevedra hasta Santiago de Compostela me resultó agradable, eso sí, con muchísimo tráfico. Era miércoles, así que supongo que lo normal de un día laborable. Como estaba embuchado en cueros y con todo el equipaje, no paré demasiado en Santiago, me apunto (vaya lista llevo ya) dedicarle más tiempo la próxima vez. Pero la paradita en la Praza do Obradoiro no me la salté. Ponía que prohibido el paso y esas cosas, pero muy despacito, haciéndome el guiri, me colé como un peregrino más. Y vaya gustazo estar ahí, ante la majestuosidad de la catedral y los demás edificios. Y entre tanta gente maja. Al ver que iba solo, varios compañeros ciclistas se ofrecieron a inmortalizar el momento con mi querida Mille. No siento más devoción que por las personas, pero entiendo que un peregrino de los de verdad, se emocione al completar su camino en semejante decorado. Lástima tanto coche oficial aparcado por ahí…


La ruta continuaba dirección A Coruña por la nacional. Llegando, y como siempre me pasa cuando voy de relax, me despisté y no sé cómo terminé en la autopista de peaje. Yendo en moto, los peajes me tocan bastante los cojones, sobre todo cuando se trata de un minitramo de cincuenta putos céntimos. Quítate el guante, busca las monedas, que no se te caigan, guarda la vuelta, ponte el guante. En fin, ni tan mal si ningún enlatado te pita y no tienes que acordarte de su familia. Total, que por fin encuentro la carretera a Carballo, paro a repostar, pregunto por mi destino, por algún hostal allí… Y entonces, casi sin darme cuenta, llego. Llego a Malpica de Bergantiños. Y el flechazo es instantáneo.


En Nostromoción:
   · I) Milleando por Sanabria.
   · II) Milleando por Galicia [I].

Milleando por Galicia [y III]

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Hay lugares que uno, a pesar de no haber visitado nunca, sabe que le van a gustar. Eso me pasó con Malpica. No sé por qué pero desde que me lo recomendó un amigo ya me sonaba bien el nombre, me daba buen rollo. Malpica de Bergantiños es un pueblo netamente pescador, con el encanto de los sitios auténticos, sin aderezos. A un lado tiene la playa de Area Maior y al otro su puerto pesquero. Pensaba que sería un sitio de paso, pero nada más llegar decidí que estaría un par de días. Y es que cuando uno está a gusto, se olvida de las prisas.



 
Nada más llegar, pregunto por un hostal a un grupo de chavales, porque el que me habían recomendado me pareció demasiado elegante para un motoflauta como yo. Así que me voy al JB, hostal añejo frente a la playa. Perfecto. El matrimonio que lo regenta más majos que la leche, y encima me dan la llave de un garaje para guardar la moto, ¿qué más puedo pedir? Una cerveza fría, mejor, una Estrella Galicia fría. Tengo toda la tarde para vagabundear por el pueblo y tomar birras. Y es lo que hago. Tras ver el puerto y dar un paseíto por la playa, finalmente me acoplo en una de las terrazas que hay junto a esta. Y allí estaban, con lo fría que estaba el agua, un grupillo de nativos bañándose como si estuviesen en una piscina climatizada. Al rato me acerqué a preguntarles por un sitio para cenar, y un abuelete, en chanclas y bañador, no me dijo donde, me llevó al sitio para que lo tuviese claro. Y charlamos un buen rato. Que maravilla. Sin duda, una de las cosas más gratificantes cuando viajas solo es encontrarte con buena gente…
 

Después de meditar, beber y ver anochecer, me fui al sitio recomendado, el Café Bar Cachón. Allí, con vistas al puerto, me puse hasta arriba de pulpo a feira y chipirones. Rico, rico y buen precio. A medianoche salí del bar, y para bajar la cena, peregriné hacia la playa. Ni un alma, todo cerrado, algo de frío. Embriagado de comida y alcohol. La Osa Mayor a la altura de mis ojos, pasa una estrella fugaz… Juro que fue uno de los momentos más perfectos de mi vida, en el que hice las paces con muchos demonios internos. De vuelta en el hostal me recibe el gato de la casa, con un máster en relaciones sociales. Tras las caricias de rigor consigo que no se cuele en la habitación. Que a gusto dormí esa noche.


Al día siguiente, más o menos temprano, me puse en ruta. La idea era ir costeando a Cabo Fisterra y de allí a Cabo Corrubedo, cosa que no conseguí del todo por falta de tiempo. Es imposible no entretenerte en sitios tan bonitos. La primera parada fue en el Faro Punta Nariga. Se trata del faro más moderno de España. Accedes por una estrecha carretera que atraviesa un campo eólico y una zona de rocas, esculpidas por el viento, espectacular. La construcción me pareció realmente original y perfectamente integrada en el entorno. En piedra de granito, sus formas simulan un barco, con una escultura que hace las veces de mascarón de proa. Las vistas son una maravilla. Muy recomendable su visita. De allí me fui hacia Laxe, enclavado en una bahía con una bonita playa. Pero no hagáis como yo, que me salté la visita a Punta Roncudo y su faro, en Ponteceso. Más tarde he visto fotos y me he arrepentido. Un sitio más a la lista de deberes.


Seguí el camino hasta Camariñas. Bonito pueblo pesquero situado en una pequeña península. La revirada carretera que me llevó al Faro de Cabo Villano está jalonada de generadores eólicos. Es una pasada circular junto al mar, precioso paisaje. El faro señala uno de los tramos más peligrosos de la Costa da Morte. No me extraña que la zona sea Monumento Natural, es realmente bonita. Y no sé si fue por el paseíto por las rocas, pero el hambre hizo acto de presencia. Así que me dirigí a Muxía, donde cayeron unas rabas frente al puerto. Después, seguí la ruta hacia Fisterra, pero una vez más cometí un delito, no visitar Cabo Touriñán, el punto más occidental de la península. Buscando, tras el viaje, información de los sitios en los que había estado, no hacían más que aparecerme lugares con una pinta cojonuda. Y aunque el objetivo de este era más o menos perderme, intentaré planificar mejor los próximos viajes.
 



Según te acercas a Cabo Fisterra te vas encontrando con gran cantidad de peregrinos. El fin del mundo. Realmente lo parece. Miras hacia el oeste y ves como la línea del horizonte desaparece, fundiéndose cielo y mar. Sitio mágico, sin duda. Pasé un buen rato sentado en las rocas, contemplando la inmensidad del océano y filosofando, antes de subirme de nuevo en la Mille. La parada en Fisterra también fue obligada. La verdad es que creo que pocos sitios habrá por esta costa que no merezcan un paseo por sus calles, puertos y playas. Como Corcubión, con ese encanto que gasta su bahía, salpicada de barcos y botes fondeados. De allí seguí la ruta hacia un lugar que me había recomendado el dueño del hostal en el que paré en Pontevedra, Ézaro.
 
 
Y como suele pasar cuando un lugareño te recomienda un paraje, merece la pena ir. Mucho. Allí muere el Xallas, el único río de Europa que desemboca en el mar en cascada. Precisamente me comentó que aprovechase para ir porque esos días se podía ver el salto de agua, algo no muy habitual al estar canalizado el río, y era digno de ver. Y no le faltaba razón. Precioso, tras pasar junto a la central hidroeléctrica de Castrelo, unas pasarelas de madera te conducen justo a la cascada. El salto desde la presa tiene unos cien metros de altura, debe ser impresionante cuando abran a tope las compuertas. La verdad es que esa ensenada, salpicada de casas, con los barcos amarrados en el pequeño puerto, rodeada de montes y protegida del mar, tiene un encanto especial. Muy, muy recomendable su visita.

 
Pero Ézaro aún guardaba otro tesoro. Su mirador. La subida al mismo tiene una pendiente impresionante. Me habían comentado que había sido final de etapa de la Vuelta Ciclista a España, y según avanzaba, me empezaron a entrar los sudores de la muerte al pensar en subirla dándole a los pedales. Una vez arriba la vista es una maravilla. Después de un buen rato disfrutando del paisaje, me puse en marcha de nuevo. Esta vez ya de vuelta, me apetecía llegar antes de que se fuese la luz. Así que me dejaría para otra ocasión el completar la ruta hasta Cabo Corrubedo. Volví tras mis pasos hasta Corcubión y allí tomé una vía rápida, que hizo honor a su nombre y en poco tiempo me llevó hasta Malpica. Había sido un magnífico día de ruta, no de muchos kilómetros pero sí de muchas y buenas sensaciones.

 
Mi estancia en Galicia llegaba a su fin. En mi ruta hacia Santander también quería disfrutar de un par de días por Asturias. Cinco días y cuatro noches, que ahora se me antojan escasos. Y es que cuando un sitio te encandila, todos los días son pocos. Pero me quedaba ese atardecer frente a esa maravillosa playa. La rutina fue la del día anterior, múltiples Estrellas viendo el mar hasta el anochecer y luego cena en el Cachón con pulpo a feira incluido. Y es que, cuando me tratan bien y me gusta un sitio, soy un tío fiel. De nuevo la embriaguez me tomó en sus brazos, y una vez en el JB, me acunó hasta que me quedé dormido, sin terminar de ver la película que echaban en la televisión y que he visto decenas de veces, El bueno, el feo y el malo. No soñé con que era un pistolero escupetabaco, sino con que me pasaba la vida viajando a lomos de mi querida Mille.

 
Lo primero que hice por la mañana fue darme una buena caminata por la playa. Luego cargué los bártulos en la moto y me dispuse a marchar, con cierta pena. El día había amanecido cubierto y con amenaza de lluvia, la misma que me había respetado desde mi primer día en Galicia cuando me dirigía a Ponte Caldelas. Supongo que, como cantaban El Último de la Fila, el dios de la lluvia se apiadó de mí estos días, pero sabiendo de mi partida a otras tierras decidió que la tregua había terminado. Es por eso que decidí no ir hacia Asturias costeando y pasando por Punta Estaca de Bares. El día no invitaba a ello. Las previsiones eran lluvia a tope por toda la costa, así que, aun sabiendo que me dejaba otra zona de diez, me fui por las autovías A6 y A8.

Si habéis leído los otros dos post de Galicia ya lo sabéis. Lo he repetido más de una vez. Pero lo volveré a decir: esta tierra es maravillosa. Sus gentes y sus paisajes me han enamorado para siempre. Volveré, sin duda. No sé cuando, porque nos separan mil kilómetros, pero volveré. Haré esa visita que he dejado pendiente a un par de amigos. Visitaré los parajes que me he saltado. Comeré y beberé. Disfrutaré. Porque nunca una marca de garantía tuvo un nombre más apropiado: Galicia Calidade.


En Nostromoción:
   · I) Milleando por Sanabria.
   · II) Milleando por Galicia [I].
   · III) Milleando por Galicia [II].
 

Milleando por Asturias

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Asturias Patria querida, Asturias de mis amores. Así comienza la canción que pasó a ser himno del reino de Don Pelayo. ¿Quién no la ha entonado alguna vez, con mayor o menor acierto, cuando Baco ha tomado las riendas de sus neuronas? Hubo un tiempo en que se me daba muy bien desafinar con esa letra. Y es que a Asturias la conozco y le tengo cariño desde que tengo uso de razón. Es lo que tiene ser de la patria chica vecina. Esta vez sólo iba de camino, pero un par de días por sus tierras eran obligados. Al poco de abandonar tierras gallegas me dio la bienvenida un pequeño chubasco que, tal y como llevaba el neumático trasero, no me hizo mucha gracia, pero ¡qué coño! Estaba en el Norte, nada de quejas. Hasta las autovías tienen su aquel.

 



Esta vez iba directo a un hotel que me había buscado un amiguete, en Viella, a unos diez kilómetros de Oviedo. Con el hambre que traía no pude reprimir una sonrisa bajo el casco al ver que estaba junto a un asador de carnes. Así que, tras instalarme me di un pequeño homenaje a base de cachopo y sidra. Rico, rico. Tras guardar la moto en el garaje me fui a tomar unas cervezas con mi colega. Tarde y noche tranquilas, apetecía descansar después de varios días intensos de ruta. Al día siguiente amaneció soleado, no pude negarme a hacer kilómetros con la Mille. Gijónsería el punto de partida y el Candasuel sitio perfecto para quedar con una amiga. Buena compañía, sidra y tapas, ¿qué más se puede pedir? Ser inmune al alcohol, pero como no lo soy, fui bueno y al poco me puse en ruta. Primeras fotos en El Puntal, en la Ría de Villaviciosa.
 
 
De allí a un pequeño pueblo que me tiene enamorado, Tazones. Su puerto pesquero, su pequeña playa con huellas de dinosaurios, su Casa de las Conchas, sus restaurantes… Es uno de esos sitios que rezuma encanto por todas sus esquinas. Esta vez subí a ver el faro, cosa que no había hecho las dos veces que estuve antes. Ya de nuevo en ruta, la vista continúa deleitándose con esos prados y arboledas de ese verde tan intenso. Joder, que me gustan estas carreteras. La siguiente parada es Llastres. Intenté comer en un par de sitios pero estaba todo a reventar, así que decidí reservarme para el asador… Vi muchísima más gente que en mi anterior visita, hace unos ochos años. ¿Será por lo de aquella serie del matasanos malafollá?
 
 
Imprescindible en tu visita a Llastres es subir al mirador, junto a la capilla de San Roque. Las vistas son realmente espectaculares. Y a pesar del, para mi gusto, excesivo turismo, a uno no le queda más remedio que contribuir a esa masa de visitantes, porque esta villa marinera sigue siendo preciosa. Tras una 0,0 puse rumbo a Ribadesella. Al llegar me topé con un montón de atletas. Resulta que había una carrera de diez kilómetros esa tarde. Después de darme una vuelta por la playa y el paseo marítimo decidí poner ruedas en polvorosaantes de que empezase la carrera, por si cortaban el puente y tenía que quedarme allí haciendo tiempo bebiendo sidra. Demasiado tentador.
 
 
Ya de vuelta paré en la bonita playa de La Isla, cerca de Colunga. Pero no me entretuve demasiado, el estómago no hacía más que rugir. Al llegar al campamento base me fui al asador y me apreté unas costillas de ternera y unos criollos. De verdad, tener los horarios de las comidas descontrolados es muy duro… Para redondear el sábado mi coleguilla me llevó a Oviedo, eran las fiestas de San Mateo. Cantidad de gente, buen ambiente y mucha cerveza. Tendré que volver en plan de marcha. Y pesar de que no nos maltratamos demasiado, la resaca me dijo “ola ke ase” por la mañana. Antes de cargar la Mille y poner rumbo a Cantabria, me dio tiempo a desayunar con otro amigo y su peque, futuro campeón de supermotard. Luego, con esa pena que le entra a uno por irse de un lugar que le ha tratado bien, me puse en ruta. Pero aún me quedaban unos kilómetros por Asturias.
 
 
Había estado en los Picos de Europa varias veces, pero nunca en moto. Así que no fue una elección demasiado difícil desviarme a visitarlos de nuevo. En la autovía A8, a la altura de Ribadesella, cogí el desvío hacía Cangas de Onís. Esta vez no paré, pasé de largo hacia los lagos, pero si no lo conocéis no dudéis en dedicarle unas horas a este precioso lugar. Cuenta con varios monumentos histórico artísticos, como su famoso puente romano. Unos dos o tres kilómetros pasado Covadonga, el viento, la niebla y la lluvia hicieron acto de presencia, pero de verdad, con protagonismo. La cosa se llegó a poner tan fea que estuve a punto de darme la vuelta. Muy complicado conducir una moto de semimanillares, cargada hasta las manetas, en esas condiciones. El viento lateral era bestial. Y estoy acostumbrado a conducir con agua, en asfaltos resbaladizos, con viento, pero nunca me había encontrado algo así. Además tan repentino.
 
 
Pero no me podía volver estando tan cerca. Despacito y con mucho cuidado (requisitos fundamentales para esto y otras cosas) llegué al Lago Enol. Con riesgo de que Eolo me volcase la Mille paré a hacer un par de fotos. Y ahí que apareció una vaca a darnos la bienvenida. Os hartaréis de verlas por la carretera. De allí al Lago Ercina y de vuelta a los pocos minutos. Por desgracia arriba el tiempo seguía de lo más desapacible, pero a los pocos kilómetros de bajar se hizo bueno lo de que tras la tempestad viene la calma. Comenzó a clarear de nuevo. Y paré en el Mirador de la Reina. No os lo perdáis, como podéis ver en la foto de arriba las vistas son maravillosas.
 
 
La verdad es que esta carretera de subida a los lagos me encanta, es una maravilla. En algunos tramos es como ir por un túnel de paredes y techos verdes. Sin darte cuenta tu mano derecha desacelerará para pasar más despacio. Magia. En un coche jamás podrías sentir algo así… Me resulta sumamente gratificante, tras más de veinte años montando en moto, disfrutar momentos así, redescubrir estas sensaciones. Estos paisajes y carreteras parece que estén hechos para nosotros, los motards. Y cuando tras una curva descubres la figura de la Basílica de Covadonga al fondo, hasta a un agnóstico como yo se le escapa darle las gracias a Dios por las vistas. No exagero, probadlo.
 
 
En Covadonga la parada es obligada. Además de la Basílica de Santa María la Real de Covadonga, construída en piedra caliza rosa, te encontrarás con la Santa Cueva. Allí están, además del santuario a La Santina, las tumbas de Don Pelayo y Alfonso I, el Católico, ambos reyes de Asturias. En la explanada de la basílica se hallan la estatua de Don Pelayo y La Campanona. Este conjunto monumental, a pesar de estar normalmente muy masificado de gente, es un destino obligado en toda visita que se precie a Asturias. Si pillas un buen día de sol, simplemente alucinarás con los contrastes y los infinitos colores que te ofrecen paisaje y monumentos.
 
 
Me pongo en marcha, pero al llegar al cruce que hay a medio camino entre Covadonga y Cangas de Onís, mi estómago decide despedirse en condiciones de esta tierra. No me queda más remedio que tomarme unos chorizos a la sidra, acompañados de una triste 0,0, en la venta que hay por allí. Al rato, de nuevo en la autovía hacia Cantabria, la lluvia y el viento comienzan a hacer de las suyas, pero a pesar de hacerlo con ganas y de llevar el neumático trasero listo de papeles, comparado con lo vivido en los Picos de Europa unas horas antes resulta un paseo. Ay Asturias, hasta pronto. Volveré a verte en cuanto pueda, y será en moto. Faltaría más.


En Nostromoción:
   · I) Milleando por Sanabria.
   · II) Milleando por Galicia [I].
   · III) Milleando por Galicia [II].
   · IV) Milleando por Galicia [y III].
   ···
   · VI) Milleando por Cantabria.

 

Milleando por Cantabria

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Y llegamos a Cantabria. La tierruca. No es que sea muy aficionado a las banderas, pero es cierto que cuando uno vive lejos de su tierra de origen, siempre siente algo especial al volver. Y cuando esa tierra es tan bonita y la habitan personas tan nobles y maravillosas, la satisfacción es doble. Bueno, digamos triple si uno es algo tripero como el que firma. Aquí se disfruta el paisaje, la compañía y la gastronomía. Sí. Esos días por Cantabria fueron el broche de oro para este pequeño viaje en moto que comenzó en Tres Cantos.




Llegué a mi campamento baseen Santanderen los alambres. Literal. Había calculado que el neumático trasero me aguantaría todo el viaje, pero más kilómetros de los previstos, más autovía de la deseada y la carga, hicieron que mis cálculos no sirvieran de nada. Y tras unos años montando gomas blandas opté por unos viejos conocidos, duros y baratos (no estaba el horno para muchos bollos), los Pirelli Diablo que montaba la Millede origen, allá por 2003. En ese momento calculé que además de los mil kilómetros de vuelta a casa me aguantarían el viaje que emprenderé dentro de tres semanas. Supongo que me equivoqué otra vez y tendré que cambiar el neumático trasero en Bretaña... Pero bueno, eso es otra historia. Lo sabremos dentro de un par de meses.

 
Los primeros días, además de visitar a la familia, aproveché para disfrutar de Santander, preciosa ciudad se mire por donde se mire. Caminar por sus calles sin prisa es un auténtico placer. El visitante tiene mucho y bueno que ver. Desde el Paseo de Pereda hasta la península de La Magdalena y su palacio, pasando por la plaza Porticada, la playa de El Sardinero, el faro de Cabo Mayor, Puertochico, la catedral, la avenida Reina Victoria, etc. En fin, la lista de sitios para visitar, oler y comer es interminable. Incluyendo las rabas del Bar Gelín, en la calle Vargas. O el típico paseo por la bahía en alguno de Los Reginas hasta Cabo Mayor, bordeando la Isla de Mouro.

  
 Pero Cantabria es mucho más que su capital, es infinita. Supongo que por situaciones vividas, por recuerdos, todos tenemos nuestros lugares especiales. Mi favorito es la playa de Oyambre, que da nombre al Parque Natural de la zona. Cada vez que vengo procuro hacer esa ruta desde Torrelavega. Pasando por Santillana del Mar, preciosa villa que ni es santa, ni llana, ni tiene mar. Por Cobreces, donde uno no se puede resistir a comprar el exquisito queso elaborado en el monasterio cisterciense. Y por Comillas, con esa inquietante figura de El Ángel Exterminador en su cementerio. Rematar la excursión en San Vicente de la Barquera es obligado. Villa marinera que suele estar siempre plagada de turistas, y es que esa ría atravesada por el Puente de la Maza es un deleite para la vista.

 
Para estrenar las gomas nuevas quedé con un buen amigo, vecino de Euskadi. Primero nos pusimos al día en el Bar Jauja de Colindres, rodeados de buena gente y buen ambiente motard. Luego hicimos una pequeña excursión por Ampuero, Ramales de la Victoria, Arredondoy el puerto de Alisas que rematamos con un café en Solares. Paseo tranquilo, el día estaba nuboso y el asfalto con trazas de humedad no permitía muchas alegrías, pero las rutas por montaña siempre son un gustazo. Más si la banda sonora son los bramidos de dos bicilíndricos, porque la compañera de ruta de la Mille era una naranjísima RC8. Sin duda a estas dos les queda más de una salida juntas. La próxima por las Vascongadas, territorio que aún no he catado en moto. No obstante, si todo va bien, pronto lo enmendaré.
 

Al día siguiente, mi último día completo en la tierruca, decidí hacer la ruta de Santander a Fuente Dé por el Valle de Cabuérniga. Hacía muchos años que no iba por allí y nunca lo había hecho sobre dos ruedas. Desde ese día este itinerario pasa a formar parte de mis rutas favoritas. Hasta Cabezón de la Sal el trayecto es por autovía, o sea, cero interés. Ahí tomamos la C625 hasta el pueblo de Valle de Cabuérniga. La carretera se torna serpenteante y bella, con buen asfalto, flanqueada de árboles centenarios. Mejor ir sin prisa porque el cuerpo te pedirá una y otra vez parar a contemplar el magnífico paisaje. Uno de los sitios donde lo puedes hacer, tras pasar el puerto de la Collada, es en la Asomada del Ribero. Verás el pueblo de Carmona abajo, con los Picos de Europa al fondo.


Carmona bien merece una visita. Si no estás acostumbrado a estos lares, te sorprenderá el encanto que irradian sus típicas casonas montañesas. Tras pasar Puentenansa y el collado de Hoz, cruzamos el río Deva y llegamos a La Hermida. Allí comenzarás un tramo por el desfiladero que te dejará absorto. Para recuperarse es menester visitar la preciosa iglesia mozárabe de Santa María de Lebeña. La construcción y su entorno inspiran una paz increíble. Continuamos la ruta hacia Potes y de allí, por una carretera amplia con una sensacional perspectiva, a Fuente Dé. Entonces llegas, y te das cuenta que una vez más, por muchas veces que hayas estado, estas montañas te arrebatan la voz.
 
 
 A pesar de que con niebla no merece la pena subir en el teleférico, lo hice. Por suerte, después de un rato paseando por las nubes, se despejó unos minutos y pude deleitarme con el maravilloso panorama que te ofrecen las alturas. Al poco comenzó a chispear y se cerró completamente. Tocaba regresar. El frío repentino despertó algo en mi interior. La única opción posible era parar en Potesa calmar la gazuza. Un cocido montañés, un entrecot de buey y una tarta de orujo, regados con media botella de tinto, me dejaron en un estado comatoso del que sólo pude salir tras dos cafés bien cargados y una hora en standby. El retorno lo hice siguiendo el curso del río Deva hasta Unquera, donde la lluvia decidió acompañarme hasta Santander.
 


El día de la vuelta a casa amaneció lluvioso. Y casi fue mejor así, porque pensaba partir a primera hora y de esta forma pude disfrutar un par de horas de la compañía de un gran viajero en moto, de un amigo. Un lujo escuchar las vivencias de su viaje por Islandia. Pero al mediodía tocó cargar la Mille y poner rumbo al sur. Con pena, pero también con la alegría de saber que pronto volverás, porque el vínculo con esta tierra es profundo, tanto como que uno lo lleva en el ADN. Controlando un poco la hora de salida y de las paradas con una aplicación meteorológica del móvil, conseguí burlar a las nubes y hacer todo el viaje con frío y el asfalto mojado, pero sin lluvia. Miento, a la altura de Valdepeñas me cayó una minitormentade granizo de tres pares de cojones. Por suerte terminó en dos o tres minutos. Aun así, no me quedó más remedio que pasar un par de días explorando la feria de Úbeda, más que nada haciendo tiempo para que se secase el mono…

 
Al llegar a casa eché cuentas. Había vivido 17 días y 5118 kilómetros de goce y libertad con mi moto por la península. Para mí fueron pura medicina. Y es que cuando uno lleva una mala racha de la que cree que no puede salir, lo mejor es hacer algo que le llene, sin pensarlo demasiado. Este viaje lo hizo conmigo, a pesar de que al terminarlo, aunque suene contradictorio, me sentí un poco vacío. Y es que podría pasarme la vida trotando el mundo a lomos de dos ruedas. Por eso, a las pocas semanas de llegar, me propuse cumplir un sueño de juventud. No lo dejaría pasar más. Y dentro de pocos días, comenzará a hacerse realidad…


En Nostromoción:
   · I) Milleando por Sanabria.
   · II) Milleando por Galicia [I].
   · III) Milleando por Galicia [II].
   · IV) Milleando por Galicia [y III].
   · V) Milleando por Asturias.
   ···
 

La hora de los valientes

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Poco tiene que ver este postcon la película del mismo título de Antonio Mercero. No trata de museos, de cuadros ni de guerras. Pero no se me ocurre mejor titular para definir lo que muy pronto se vivirá en las islas de la velocidad. Hoy comienza la mítica semana de carreras North West 200, en Irlanda del Norte, que terminará el próximo sábado 18 de mayo con la octava carrera, la segunda de la categoría de Superbike. Y casi sin tiempo para recuperar el aliento, los pilotos más intrépidos del planeta se darán cita en la reina de todas las competiciones, el Tourist Trophy de la Isla de Man, que se disputará desde el 25 de mayo hasta el 7 de junio. No hay duda. Es el momento de quedarte con la boca abierta. Es tiempo de volar bajo. Es la hora de los valientes.





El circuito de la North West 200 discurre entre las localidades de Coleraine, Portstewart y Portrush, formando una especie de triángulo. El trazado, de poco más de catorce kilómetros, es tremendamente rápido. El piloto local Alastair Seeley (Carrickfergus) es el actual recordman de la prueba con un tiempo por vuelta de 4’24.96 y 196.14km/h de media, conseguido en 2010 sobre una Suzuki. Las velocidades puntas pasan de los 300km/h con facilidad. Si tenéis ocasión os recomiendo que veáis alguno de los videos con cámara on-board que hay por la red, vais a alucinar. Al correr de forma tradicional, en grupo, se pueden ver adelantamientos, apuradas de frenada y situaciones más que comprometidas, sobre todo en las salidas. Aquí nadie se guarda nada.


Robert Dunlop es el piloto con más victorias, quince en total. En 2008 perdió la vida durante los entrenamientos de la categoría de 250cc. Dos días después su hijo Michael ganó esa prueba. Considero este momento como uno de los más emotivos y legendarios de la historia del motociclismo… Y es que hay que tener un espíritu y una mente muy, muy fuertes para hacer algo así. La estirpe de los Dunlop merece el mayor de los respetos y admiración. Son la quintaesencia de la pasión por las carreras. Joey, por su parte, consiguió ganar en trece ocasiones.
 



El favorito este año es de nuevo Alastair Seeley, no en vano en 2012 consiguió tres victorias y tres segundos puestos. Pero no está solo. Los asiduos a las road races como John McGuinness, William y Michael Dunlop, Bruce Anstey, Guy Martin, Conor Cummnins, etc., se lo intentaran poner difícil. Este año habrá ocho carreras, dos por categoría: Supertwin, Supersport, Superstock y Superbike. Los entrenamientos serán el martes y el jueves, y las carreras el mismo jueves y el sábado. Los días son muy largos en esta época, por lo que se disfrutan jornadas muy intensas de competición. Eso siempre que la caprichosa climatología lo permita. No hay que olvidar que en 2011 sólo se pudo disputar una de las cinco pruebas programadas. Una mancha de aceite y la intensa lluvia tuvieron la culpa.



Una semana después de la North West 200 le toca el turno a la madre de todas las carreras de motos, el Tourist Trophy. Nada puedo escribir que no se haya escrito ya sobre esta prueba. Si no la conoces, te daré algunos datos, y quizá así puedas entender que esta mítica y peligrosa carrera nos inspire tanta fascinación y respeto a la mayoría de los motards. Porque hablar del TT es hablar de magia, de locura, de valientes. El circuito de la montaña mide poco menos de sesenta y un kilómetros. Aquí las medias son de otro planeta. John McGuinness ostenta el record de 211.75km/h de media y 17’12.30 por vuelta, desde 2009 (Honda). Y recuerda que estamos hablando de carreteras cerradas al tráfico, no de un circuito permanente. Aquí no hay escapatorias y sí bordillos, árboles, muros y baches…



Estas cifras producen escalofríos. Si eres aficionado a los videojuegos de velocidad, no notarás mucha desigualdad viendo imágenes on-board del TT. La diferencia, grande diría yo, es que esto es real. Como sus protagonistas, aunque muchos casi los consideremos superhéroes. Aquí el hombre que hizo historia es Joey Dunlop. Veintiséis veces consiguió el triunfo. Le siguen John “McPint”McGuinness con diecinueve y Dave Molyneux, piloto de sidecares, con dieciséis. El incombustible John, a sus cuarenta y un años recién cumplidos en abril, se presenta como el gran favorito para esta edición. Una vez más intentará acercarse a la marca de Joey. Aunque quizá su nuevo compañero de equipo, sobrino del recordman, no se lo ponga fácil. Y es que junto con Michael Rutter, Michael Dunlop también forma parte del equipo más potente, el Honda TT Legends.
 
 
La lista de aspirantes a conseguir alguna victoria la completan los ingleses Guy Martin, Gary Johnson y James Hillier, el australiano Cameron Donald, el neozelandés Bruce Anstey, los norirlandeses William Dunlop y Ryan Farquhar o el local Conor Cummins. Sin olvidar que no están todos los que son y nos podemos llevar alguna sorpresa. Las categorías siguen siendo Lightweight, Sidecar, TT Zero (eléctricas), Supersport, Superstock, Superbike y TT Senior. El primer sábado, lunes, miércoles y viernes de junio serán los días de competición. Previamente habrá una semana de entrenamientos. Se va a echar de menos al pentacampeón de 2010 Ian Hutchinson, que sigue recuperando su maltrecha pierna. Esperemos verle en la próxima edición.


Por último quiero acordarme de nuestro valiente particular, nuestro compatriota Antonio Maeso, que un año más, con toda la ilusión del mundo, ha conseguido sacar adelante su proyecto. Estará en las dos pruebas. En la North West participará en las categorías de Supertwin con la Kawasaki ER6 y en Superstock con la BMW S1000RR. En el Tourist Trophy, la prueba en torno a la que gira su actual vida, su sueño, lo hará en Lightweight con la citada ER6 preparada en Talleres Escaso, en Superstock con una KTM RC8 Track, en Superbike y TT Senior con la BMW, y en el TT Zero con la Hayabusa eléctrica del Imperial College of London. Este año no participará en Supersport. Con su perseverancia y buen hacer se está haciendo un nombre en la Isla de Man. Esta es una carrera en la que se necesitan muchos años para obtener buenos resultados, y Antonio ha demostrado, con las motos de las que ha dispuesto, que es un más que digno TT rider. Esperemos que dé ese salto en la clasificación que le permita obtener unos mejores medios en el futuro. Es una lástima que con el dineral que se mueve en MotoGP en nuestro país, claro dominador en dicho campeonato, nadie se fije en nuestro único representante en las road races.
 
 
Pero la afición sí que le apoyamos. Y yo por fin, este año, lo haré a pie de pista. En apenas cinco días comienzo mi peregrinación a Isla de Man. Veinticinco años después de imaginarme en el TT por primera vez, por fin mi viaje soñado está cerca de cumplirse. Varias semanas con mi querida Mille por Inglaterra, Escocia, Man, Irlanda y Francia. Todo está preparado. Espero tener un viaje sin contratiempos y al volver preparar algunos postscontando la experiencia y compartiendo datos que puedan servirle a alguien en un futuro viaje. Para unos es la hora de los valientes, para otros es la hora de los soñadores. Y hasta pasado un mes, no despertaremos.
 
 
Para colaborar con Antonio Maeso | Maeso TT 2013.
 
Entrevista a Antonio Maeso en 2012 | Entrevista a un TT rider.
 
Webs oficiales | Isle of Man TT, North West 200.
 
 
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